Europa Press y EFE
MOSCÚ. Empresas y entidades federales de Rusia se movilizaron para paliar las consecuencias del derrame de diésel ocurrido en la central termoeléctrica de Norilsk, ubicada en el Círculo Polar ártico, que ha causado daños ecológicos que requerirán una década en subsanarse, según el gobierno ruso.
El presidente Vladimir Putin declaró estado de emergencia por el vertido de 21 mil toneladas de petróleo diésel en un río.
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El derrame se produjo el pasado viernes a causa de un accidente en la central termoeléctrica de Norilsk y podría ser el mayor vertido registrado en la historia en la zona del Ártico ruso, según informaciones de la agencia de noticias TASS.ADVERTISING
“Estoy de acuerdo con la propuesta de declarar el estado de emergencia”, dijo Putin tras una conversación con el ministro de Emergencias de Rusia, Evgeni Zinichev, que urgió a tomar esta medida para hacer frente a lo que muchos ya consideran un desastre medioambiental.
A pesar de que el derrame fue el 29 de mayo, cuando se produjo la pérdida de contención del tanque de combustible de la planta, el Ministerio de Emergencias no supo del incidente hasta el 31 de mayo. Un responsable de la central fue detenido.
Según la empresa refinadora Nornickel, la descongelación del suelo de permafrost causó daños al tanque de almacenamiento, lo que provocó el incidente.