Declaraciones contradictorias de altos funcionarios estadounidenses nublan el inicio de la retirada sus tropas de Siria, una polémica decisión que anunció el mes pasado Donald Trump por su cuenta y riesgo provocando varias dimisiones en su gabinete, la más importante: la del general James Mattis como Secretario de Defensa.
Mientras que unos discrepan sobre si han comenzado a salir del país tropas o solo equipos miliatres, el Secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, ha corregido al Consejero de Seguridad Nacional John Bolton, que sugirió que proteger a los kurdos sería una condición previa a la retirada. Esta, ha dicho Pompeo, no se verá afectada por la amenaza Turca.
Moscú no esconde su perplejidad:
“En este momento tenemos la impresión de que se van pero buscan una razón para quedarse. Al menos, tenemos esa impresión. Por esta razón hemos dicho en repetidas ocasiones que nos gustaría tener una idea clara de cuál es su estrategia”, declaraba la portavoz del ministerio ruso de Exteriores, María Zajárova.
Fieles aliados de Washington en la lucha contra el Dáesh, las fuerzas kurdas de Siria temen que Turquía trate de aniquilarlas aprovechando la ausencia de las tropas estadounidenses. Ankara tacha de terroristas a los milicianos kurdos y los considera una amenaza.