Consumir demasiada azúcar también puede contribuir a problemas de salud a largo plazo. Por ejemplo, a una caries dental, ya que el azúcar alimenta las bacterias que viven en la boca. Por tanto, cuando las bacterias digieren el azúcar, crean ácido como producto de desecho y este ácido puede erosionar el esmalte dental y provocar agujeros o cavidades en los dientes.
Por otro lado, también provoca acné. De hecho, un estudio de 2018 mostró que aquellos que bebían bebidas azucaradas siete veces por semana, o más, tenían más probabilidades de desarrollar acné moderado o severo. Además, el consumo de azúcar también puede disminuir los factores de crecimiento similares a la insulina, los andrógenos y el sebo.
El azúcar también puede afectar a las hormonas en el cuerpo, que controlan el peso de una persona. En este sentido, la hormona leptina le dice al cerebro que una persona ha comido lo suficiente. Sin embargo, una dieta alta en azúcar puede causar resistencia a la leptina.
Esto puede significar que, con el tiempo, una dieta alta en azúcar evita que el cerebro sepa cuándo una persona ha comido lo suficiente.
Asimismo, un artículo de 2013 en PLOS ONE también indicó que los niveles altos de azúcar en la dieta pueden causar diabetes tipo 2 con el tiempo. A esto se unen factores de riesgo como la obesidad y la resistencia a la insulina.
Otro gran estudio encontró que las personas que obtuvieron entre el 17 y el 21% de sus calorías diarias de azúcar agregada, tenían un 38% más de riesgo de morir por la enfermedad cardiovascular. De hecho, para aquellos que consumieron 21% o más de su energía de azúcares agregados, su riesgo se duplicó.
En otro estudio, los investigadores encontraron un vínculo entre las bebidas azucaradas y la hipertensión arterial o hipertensión. Además, la hipertensión también es un factor de riesgo para las enfermedades cardiovasculares.
El consumo excesivo de azúcar puede causar inflamación, estrés oxidativo y obesidad. Factores que, generalmente, influyen en el riesgo de una persona de padecer cáncer.
Por último, el exceso de azúcar en la dieta también conduce a la formación de productos finales de glicación avanzada, que juegan un papel en la diabetes, pero que también afectan a la formación de colágeno en la piel.