– Tú no serás de la independencia, ¿no? Porque aquí no queremos la independencia.
Es la primera pregunta que se le hace a un forastero en Vilarroja (Gerona). Tal vez este barrio de 1.200 habitantes sea la zona de Cataluña con menos esteladas en los balcones, con un total de cero. En su lugar, alguna constitucional y una pintada enorme en un muro que pone “Viva España” advierten de que entramos en zona de resistencia contra el independentismo. Curioso que esto suceda en la provincia más independentista de Cataluña y en la ciudad que gobernó Carles Puigdemont.
Rebelión gitana
Vilarroja es el barrio gitano por antonomasia de Gerona, el más pobre y el más beligerante con el separatismo. Saltó a la popularidad el domingo, cuando un grupo de unos 15 vecinos asaltó el colegio en el que se estaba votando el referéndum. Rompieron las urnas, se pelearon con los organizadores, con los Mossos d’Esquadra y provocaron el cierre del centro. La Policía Nacional y la Guardia Civil les protegieron, lo que provocó una extraña alianza entre gitanos y benemérita de la que hoy habla todo el barrio.
“Rompimos las urnas porque es ilegal”, cuenta Juan, uno de los 15 vecinos que protagonizó el ataque el colegio. “Las rompimos por España”, matiza Johnny, otro de los jóvenes que participó. “Las rompimos por mis cojones”, puntualiza El Murtu, un gitano de cuya fachada pende una bandera de España y también estuvo en la refriega. “Aquí vamos a tumbarles la independencia cada vez que vengan. Si la proclaman vamos a pintar banderas de España por las paredes, por las papeleras, por todos lados. Y la vamos a liar”, advierte Miguel.
Los hechos del domingo
¿Qué fue lo que sucedió el domingo? Raúl, uno de los protagonistas, asegura que los problemas empezaron la noche de antes: “Había mucha gente de madrugada en la calle, haciendo los preparativos, hablando y molestando. Les llamé la atención desde un balcón pero se rieron de mí. Esa gente no es de aquí, no los conocemos, pero vienen de otros sitios a votar aquí, como si fuese su barrio. Y encima molestan”, denuncia.
A las 9 de la mañana siguiente, Raúl salió a la calle y recibió, según asegura, “provocaciones por parte de esa misma gente. Me aplaudían y se metían conmigo. En mi propio barrio”. Ahí se produjo, según asegura, un primer altercado, con enfrentamiento verbal. “Pegué una voz y empezó a bajar gente a defenderme”. Fue cuando se caldearon los ánimos. En torno a las once y media de la mañana, un grupo de 15 jóvenes del barrio decidieron boicotear el referéndum. Entraron en el colegio, se llevaron las urnas y las tiraron por encima de la valla.
Sobre los perros peligrosos
Bromean entre ellos sobre las informaciones publicadas que decian que entraron al colegio con perros de presa: “Dicen que fuimos con perros peligrosos, pero no es verdad. No había pitbulls. El único perro grande era un pastor alemán. Los otros eran un bulldog francés y dos chihuahuas. Son perros peligrosos, sí, pero porque si los sacas a la calle te los pueden robar”.
Tras los incidentes, se temieron un encontronazo con la policía catalana. “Los Mossos se venían a por nosotros. Pero enseguida llegó la policía española y se pusieron de nuestra parte. Un mando de la Policía Nacional “¡Aquí ahora mando yo!” y se acabó el problema. Nosotros los apoyamos siempre porque están defendiendo a España, como nosotros”, aclara Juan, otro de los vecinos que participó en el ataque.
Rechazan la estelada
¿Por qué hay tanto rechazo al independentismo en Vilarroja? Principalmente por el origen emigrante de sus habitantes. Dicen que es ‘el barrio de los gitanos’. Sus vecinos matizan: “Hay muchos gitanos, sí. Pero también muchos mestizos. Y muchos que somos payos, pero nos hemos criado todos juntos y nunca hemos tenido problemas de convivencia”, asegura Miguel.
“Hay muchos gitanos, sí. Pero también muchos mestizos. Y muchos que somos payos, pero nos hemos criado todos juntos y nunca hemos tenido problemas de convivencia”
Lo que sí son es descendientes de emigrantes andaluces que llegaron a Cataluña entre los 50 y los 70. A las afueras de Girona se construyó, en 1954, una promoción de viviendas protegidas unifamiliares que fueron conocidas como ‘casas baratas’. En 1957 se levantaron edificios de protección oficial de bajo coste. De esos que uno puede encontrar por toda España con una arquitectura idéntica.
En esos habitáculos fueron alojados muchos de los emigrantes que vinieron a trabajar. En el sector Este de Gerona, una zona muy alejada del centro y abandonada por la administración. Eso provocó que la zona se convirtiese casi en un gueto en el que se estableció la comunidad gitana y los trabajadores con poco poder adquisitivo. En los ultimos años ha crecido mucho la comunidad marroquí. “No tenemos problemas con ellos”.
Así, por una parte las raíces de los habitantes de Vilarroja no son catalanas. Por la otra, los vecinos denuncian la marginación racial por parte del resto de gerundenses y el olvido por parte del Ayuntamiento que gobernó Puigdemont, Ese cóctel ha provocado que Vilarroja se convierta en una especie de estandarte español dentro de la provincia más independentista.
Banderas de España ondeando
El barrio de Vilarroja parece un pequeño pueblo. La gente saca las sillas a la puerta para tomar el fresco y se llaman a voces desde la calle, gritando hacia las ventanas. La comidilla del pueblo durante todo el día ha sido su imprevista popularidad. Cuando aparece un periodista, bromean entre ellos para ver quién ejerce de portavoz: “Llama al Lolo y dile que baje, que va a salir en el Sálvame”, reclaman a una ventana entre carcajadas. Lolo no está, pero sí su bandera de España colgada de su ventana, la misma que ondeó tras la salida de los Mossos de su barrio.
Aseguran que no quieren líos ni meterse con nadie, pero tampoco irse de España. “El referéndum en Vilarroja lo anulamos y a los Mossos los echamos de aquí. Es nuestro barrio. Aquí nadie va a venir de fuera a decirnos lo que tenemos que hacer. Vilarroja no quería votar, la gente que lo montó es de fuera y hacían ver que eran del barrio. Cuando tiramos las urnas vimos que había sobres con dos papeletas. Todo eso es ilegal”, resume Miguel. Mientras, Murtu, a través de la reja de su ventana, advierte que “los gitanos de Vilarroja no vamos a permitir la independencia. No en nuestro barrio”.