WASHINGTON — El presidente estadounidense, Joe Biden, ha asegurado que si Rusia invade Ucrania tendrá que enfrentar “serias consecuencias económicas”, pues Estados Unidos podría poner en marcha un demoledor paquete de sanciones que, en la práctica, aislarían la economía rusa de gran parte del sistema financiero mundial.
En la última década, Estados Unidos ha recurrido cada vez más a las sanciones como una manera de resolver los problemas diplomáticos, pero emplear ese tipo de tácticas con una economía grande, como es el caso de Rusia, sería algo casi sin precedentes. El gobierno de Biden ha declarado que sigue contemplando todas las opciones, lo que implica que podría imponer una serie de sanciones a las instituciones financieras rusas, además de nuevas restricciones a las exportaciones de los productos estadounidenses. Pero la pregunta más importante que se hacen los especialistas en sanciones, en cuanto a perjudicar económicamente a Rusia, es cuál es el futuro de un medio fundamental del mundo financiero: el SWIFT.
En los círculos relacionados con las sanciones, la medida de Estados Unidos y sus aliados europeos de desconectar a Rusia del SWIFT ha sido descrita como una estrategia nuclear. Sin embargo, hacerlo no es tan simple como parece y, debido al tamaño de Rusia y su posición en la economía mundial, podría generar consecuencias imprevistas.
“La economía rusa es algo muy diferente”, comentó Adam M. Smith, quien fue un alto funcionario en materia de sanciones en el Departamento del Tesoro durante el mandato de Obama. “Tiene el doble del tamaño que cualquier economía que Estados Unidos haya sancionado alguna vez”.
Una vocera del Departamento del Tesoro señaló que el gobierno de Biden estaba evaluando los “daños colaterales” de cualquier sanción que imponga a Rusia y analiza maneras de reducir cualquier efecto negativo no previsto. La semana pasada, los funcionarios del gobierno de Biden se reunieron con representantes de bancos estadounidenses para hablar sobre los riesgos y los impactos potenciales en los mercados que implicarían las sanciones a Rusia, entre ellos las posibles repercusiones de negarles el acceso al SWIFT a las entidades a las que se les hayan impuesto sanciones.
¿Qué es el SWIFT?
El SWIFT, cuyo nombre oficial es Sociedad para las Telecomunicaciones Financieras Interbancarias Mundiales, es un servicio de mensajería belga que conecta a más de 11.000 instituciones financieras para facilitar las transferencias de dinero en todo el mundo. En realidad, no guarda ni transfiere los fondos, sino que facilita que los bancos y otras empresas financieras se comuniquen mutuamente sobre las transacciones que las demás están a punto de hacer.
El SWIFT es una cooperativa de instituciones financieras a nivel global con sede en Bélgica. Comenzó a funcionar en 1973, cuando 239 bancos de 15 países se reunieron para decidir cómo manejar mejor los pagos transfronterizos.
Pese a que ha habido muchos esfuerzos para lograr que el SWIFT sea un engranaje apolítico en el sistema financiero internacional, en ocasiones se ha visto implicado en conflictos diplomáticos.
¿Se puede expulsar a Rusia del SWIFT?
Ha habido debates constantes entre Estados Unidos y sus aliados europeos sobre la posibilidad de impedirle a Rusia el acceso al SWIFT, pero el gobierno de Biden podría tomar esa medida de manera unilateral.
Si Estados Unidos decidiera imponer sanciones a los bancos rusos, entonces podría decir que el SWIFT no respeta esas sanciones al seguir permitiendo que esos bancos usen su sistema. La Ley de Defensa de la Soberanía de Ucrania de 2022, que en enero presentaron los demócratas del Senado, aprobaría sanciones para los proveedores de servicios especializados en mensajería financiera, como el SWIFT, pero el gobierno de Biden también podría imponer dichas sanciones sin contar con la aprobación del Congreso.
Ya existe el precedente de un país al que se le ha negado el acceso al SWIFT.
En 2012, con el fin de cumplir las sanciones de la Unión Europea como respuesta al controvertido programa de energía nuclear iraní, el SWIFT expulsó hasta 30 instituciones financieras iraníes, incluido su banco central. Los servicios se reanudaron tras el acuerdo nuclear de 2015 y luego se volvieron a suspender cuando el gobierno de Trump se retiró del pacto y reactivó las sanciones.
¿Cómo reaccionaría Rusia ante esa medida?
Rusia ya ha enfrentado esas amenazas. En 2014, cuando invadió y anexó Crimea, en Europa hubo solicitudes para retirarla del SWIFT. En esa ocasión, el entonces primer ministro de Rusia, Dmitri Medvédev, dijo que una medida así sería como una “declaración de guerra”. Según el Centro Carnegie de Moscú, los pronósticos de Rusia en ese momento preveían que de ser expulsada del SWIFT su producto interno bruto se reduciría un cinco por ciento.
La semana pasada, Nikolay Zhuravlev, vicepresidente del Consejo de la Federación de Rusia, le dijo a la agencia de noticias controlada por el Estado, TASS que expulsar a Rusia del SWIFT también tendría consecuencias económicas para los países europeos, los cuales, según afirmó, no podrían recibir importaciones de petróleo, gas y metales rusos porque Rusia no estaría en condiciones de recibir pagos en moneda extranjera.
Smith, el exfuncionario del Tesoro, mencionó que quizás Estados Unidos y Europa buscarán maneras de exentar de las sanciones a ciertos sectores rusos, como el energético. Sin embargo, es posible que las medidas para aislar a la economía rusa tengan consecuencias imprevistas, como que Moscú tome represalias que trastornen los mercados globales.
“Ellos pueden jugar con sus propias cartas”, aseveró.
Un cambio a las alternativas de SWIFT
Tal vez la amenaza de desconexión del SWIFT no sea tan terrible como antes.
Varios países, entre ellos Rusia, han desarrollado sus propios sistemas de mensajería financiera que, aunque son menos sofisticados que el SWIFT, podrían facilitar que las empresas financieras rusas se mantengan conectadas con el mundo. Rusia comenzó a desarrollar su sistema en 2014, cuando Estados Unidos amenazó con aumentar las sanciones.
La semana pasada, Medvédev, quien ahora es presidente adjunto del Consejo de Seguridad de Rusia, explicó que el nuevo sistema era funcional y que podría seguir habiendo movimientos financieros dentro de Rusia si el país fuera desconectado del SWIFT. También reconoció que, si eso ocurriera, las transferencias financieras a nivel internacional podrían complicarse.
“Claro que se dificultarán, eso es obvio, pero no será una catástrofe”, comentó Medvédev.
Algunos especialistas en sanciones a Rusia concuerdan en que los funcionarios occidentales están sobreestimando los posibles efectos de desconectar a la nación del SWIFT.
“Desconectar del SWIFT a Rusia no será tan grave para ese país como lo imaginan los funcionarios de Occidente”, comentó Maria Snegovaya, investigadora invitada de la Universidad George Washington y coautora de un informe del centro Atlantic Council acerca de las sanciones estadounidenses contra Rusia.