A pesar de las reservas y la desconfianza inicial, la vacuna Sputnik V ya está en la mesa de la Agencia Europea de Medicamentos (AME). La vacuna rusa tuvo muy mala prensa en un primer momento, entre otras cosas por la rapidez con la que consiguieron producirla.
Luego llegó la publicación de sus ensayos clínicos en la revista científica The Lancet, que mostraban buenos resultados de protección frente a la COVID-19.
Después llegaron los problemas de producción y distribución que están ralentizando el proceso de vacunación en toda Europa. Hungría, Eslovaquia y pronto la República Checa decidieron comprar dosis de la vacuna rusa sin esperar ni a la AME ni al sistema de compras conjuntas de la Comisión Europea que ha provocado no pocos conflictos.
Ahora la AME podría aprobar su uso en la UE, aunque todavía no está claro si la Comisión Europea la incluirá en su programa de compras, en vista de las fuertes tensiones con Moscú. Bruselas se ha limitado a señalar este mismo jueves que “no hay negociaciones en marcha para incluir la vacuna Sputnik en la cartera” de vacunación europea.
La presidenta de la Comisión Ursula von der Leyen fue más allá hace dos semanas preguntándose por qué Rusia está ofreciendo millones y millones de dosis a países de todo el mundo cuando la vacunación de sus propios ciudadanos no avanza lo suficiente.
¿En qué consiste la vacuna rusa Sputnik V?
La tecnología de la vacuna “Gam-COVID-Vac” es similar a la de AstraZeneca, Johnson & Johnson o CanSino. En lugar de crear un código genético idéntico al del nuevo coronavirus como Pfizer o Moderna, se utiliza como base un adenovirus modificado para que incluya la glicoproteína “espiga”, el pico característico del coronavirus, lo que genera una respuesta inmunitaria.
En este caso se trata de adenovirus respiratorios humanos (AstraZeneca utiliza uno de chimpancé) y también están modificados para impedir que se reproduzcan de forma incontrolada.
La diferencia en este caso es que la Sputnik V utiliza dos vectores de adenovirus diferentes, el Ad26 en la primera dosis y el Ad5 en la segunda.
La idea es que la primera inyección genera una cierta inmunidad y en la segunda, al ser un adenovirus nuevo, genera una reacción más fuerte y duradera, según la explicación de la página oficial de la vacuna.
¿Cuales son sus ingredientes?
Además de esta tecnología, la vacuna Sputnik V necesita excipientes que conserven y transporten los principios activos. Una de las ventajas de la presentada por Rusia es que se propone en versión liofilizada o “seca” lo que permite distribuirla hasta en los lugares más remotos.
Por lo demás, la composición es muy similar a la del resto de vacunas: sales y azúcares para estabilizar la fórmula y facilitar su inyección en los tejidos. Las vacunas de Pfizer y Moderna, basadas en la tecnología de ARN mensajero, además necesitan lípidos.
En su versión líquida, según el prospecto oficial en manos de las autoridades rusas se compone de:
– Tris (tromethamine), un amino utilizado en preparaciones para equilibrar los ácidos que está presente en la vacuna de Moderna.
– Cloruro de sodio (sal común)
– Sacarosa (un tipo de azúcar de lo más común).
– Cloruro de magnesio hexahidratado. Otro tipo de sal muy común que también utiliza la vacuna de AstraZeneca
– Ácido etilendiaminotetraacético (EDTA) Se utiliza como aditivo en alimentos y en medicina para eliminar metales pesados, como anticoagulante y también se usa para evitar que las bacterias formen biopelículas. Tiene propiedades antimicrobianas. Presente también en la vacuna de AstraZeneca y la Universidad de Oxford.
– Polisorbato 80. Un aditivo con efecto detergente (disuelve las grasas). También está en la vacuna de AstraZeneca
– Etanol 95 (alcohol)
– Agua
Los excipientes son los mismos en las dos dosis necesarias.
La versión líquida se debe conservar a -18ºC y la liofilizada o seca aguante entre 2ºC y 8ºC.