Las protestas que desde el pasado año sacuden Latinoamérica tienen un nuevo capítulo en el Caribe.
Desde hace casi dos semanas República Dominicana se estremece casi a diario por una ola de manifestaciones que el jueves desembocaron en una de las mayores movilizaciones populares de las que se tiene registro en la historia democrática de la nación.
“Ha sido la manifestación de jóvenes más grande probablemente en la historia del país”, le dice a BBC Mundo la politóloga dominicana Rosario Espinal, profesora de la Universidad de Temple.
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Todo comenzó el pasado 16 de febrero, la fecha prevista para que el país celebrara sus rutinarias elecciones municipales, una especie de antesala para los comicios presidenciales a mediados de año.
Sin embargo, sin que todavía se sepa muy bien los motivos, el sistema “falló” y pocas horas después de que abrieran las mesas electorales, las autoridades cancelaron las votaciones.
“La suspensión absoluta de un proceso en el medio de su realización es algo que nunca se había visto en la historia de este país”, le dice a BBC Mundo el sociólogo Carlos de Peña Evertsz, coordinador general del colectivo de participación política Nueva Democracia.
El anuncio dio paso a un desconcierto casi generalizado y, de forma inesperada, le siguieron las movilizaciones y los cacerolazos que se han extendido incluso a varios países y distintos continentes.
Desde entonces y casi todos los días, miles de dominicanos, principalmente jóvenes, se han reunido en la Plaza de la Bandera, el centro neurálgico de Santo Domingo, para protestar contra el sistema electoral y exigir “democracia” para su país.
El gobierno, por su parte, calificó la interrupción como lamentable y solicitó a la Organización de Estados Americanos una investigación sobre las posibles causas del incidente.
“Es un hecho lamentable y bochornoso, que empaña la democracia dominicana”, consideró el presidente Danilo Medina.
Sin embargo, aunque las manifestaciones comenzaron tras la cancelación de la jornada de comicios, los expertos consultados por BBC Mundo creen que las razones trascienden lo meramente electoral.
“Este proceso de movilización que se ha estado produciendo no es el resultado de este momento en particular. Ha sido la gota que desbordó la copa“, le explica a BBC Mundo la politóloga Olaya Dotel, profesora de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.
En BBC Mundo te ofrecemos cuatro puntos que explican el contexto de estas manifestaciones.
1. Cansancio y hartazgo político
De acuerdo con Espinal, uno de los principales detonantes del estallido social en República Dominicana tiene que ver no solo con el hartazgo hacia el gobierno ahora saliente, sino también hacia la agrupación política gobernante.
“El partido en el poder, el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), tiene 16 años consecutivos en el poder, pero ha gobernado por 20 de los últimos 24 años, esto lógicamente produce un desgaste político grande”, considera.
Según recuerda la experta, el PLD llegó al poder luego de que Dominicana atravesara una fuerte crisis económica y desde entonces produjo “un cambio sustancial” en el país.
“En estos 16 años perdió lugar en las clases medias y ganó apoyo en los sectores populares, donde no había tenido apoyo. Esto a partir de diversas políticas sociales para atender a los sectores más pobres”, indica.
Sin embargo, la aceptación del PLD ha decaído y las principales encuestas dan por hecho que no logrará hacer triunfar a su nuevo candidato en los comicios presidenciales de mayo.
De hecho, críticos del gobierno han acusado al ente electoral de haber suspendido la votación de hace dos semanas para impedir que partidos opositores aseguraran sus curules en los comicios locales.
“Desde hace un tiempo sectores de la oposición venían denunciando que el gobierno asumía posiciones dictatoriales porque el partido llevaba mucho tiempo en el poder, porque tiene un control sobre las instituciones… y se produce la interrupción de estas elecciones y se cree que fue el gobierno el que estuvo detrás”, considera Espinal.
En ese sentido, la experta cree que otro factor que condujo a la falta de credibilidad en el partido fue el escándalo interno que vivió el PLD tras unas elecciones primarias el año pasado, que llevaron a la salida del expresidente Leonel Fernández, quien ahora busca la reelección al frente de una nueva organización política.
“Entonces, todo se ve como parte de un mismo paquete: que es un gobierno imponente, autoritario, que no quiere salir del poder… Y es en ese contexto en el que se enmarca esta lucha por una mayor democracia que se ha manifestado en las protestas”, opina.
2. Un “quiebre” institucional
Los expertos consultados por BBC Mundo coinciden en que otro de los factores detrás de las protestas tiene relación con lo que califican como una “crisis de credibilidad y de legitimidad” de las instituciones públicas.
“En República Dominicana, al igual que pasa en otros países de América Latina, hay un problema estructural de participación política, en el que enfrentamos una crisis de credibilidad y legitimidad de los actores políticos, entiéndase partidos y liderazgos”, opina de Peña Evertsz.
Según el experto, en términos estructurales, el país vive una “crisis de confianza” en los políticos y en la forma en la que han dirigido la “cosa pública”.
“Desde 1963 que sufrimos un golpe de Estado que alteró el orden democrático hasta la fecha hemos tenido dificultades en los procesos electorales, mayores o menores. Históricamente, las instituciones estatales dominicanas llamadas a arbitrar con eficiencia ese proceso no han podido estabilizar un sistema electoral que sea confiable para todos los actores políticos”, agrega.
Dotel, por su parte, recuerda una reforma realizada hace una década por el entonces presidente Leonel Fernández, que le garantizó al partido gobernante contar con mayorías tanto en el poder legislativo como judicial.
“El lugar en el que estamos en estos momentos viene de 2010 y fue un proceso creciente de control de la institucionalidad que le permite al gobierno gestionar los procesos democráticos tanto desde el sistema de garantías constitucionales hasta el árbitro electoral”, considera.
En criterio de la experta, las protestas de estos días responden a la incomodidad ante esta situación que, en su criterio, lleva a una “institucionalidad cooptada” por el poder político.
“En las protestas han estado saliendo demandas que históricamente han estado presentes, pero que hoy se vinculan a esta realidad de cooptación institucional”, opina.
“Los problemas que tenemos de seguridad ciudadana, de baja calidad de los servicios como la educación, salud pública, pocas oportunidades para los jóvenes… se ven como resultado de políticas públicas que están cooptadas por las elites empresariales y políticas”, agrega.
3. Denuncias de corrupción
Espinal recuerda que, durante los últimos 16 años, Dominicana ha mostrado signos de progreso económico ininterrumpido y el gobierno ha tomado diversas medidas que han beneficiado a las capas más desfavorecidas de la sociedad.
De ahí que la aceptación popular durante la mayor parte de los mandatos del PLD haya sido notablemente alta.
Sin embargo, la experta afirma que un fuerte punto de quiebre ocurrió a finales de 2016, cuando se descubrió que una de las principales oficinas que utilizaba Odebrecht para sus coimas estaba en Santo Domingo.
Y no solo eso: el escándalo de sobornos internacional salpicó a figuras cercanas al gobierno, incluido el asesor de campaña del presidente Medina.
“Odebrecht ha pesado bastante en el desgaste de este gobierno”, opina Dotel.
“Eso definitivamente lesionó la imagen del gobierno, incluida la del presidente. Aunque mantiene una alta tasa de aceptación”, agrega.
La académica recuerda que el escándalo, que incluyó altas figuras cuyo juicio aún no se ha realizado, dio paso a un movimiento llamado Marcha Verde que reclamaba el fin de la impunidad y la corrupción.
Sin embargo, Espinal señala que el caso está actualmente en un limbo legal y esa situación también se suma a la incomodidad de la población ante los políticos en el poder y el sistema de justicia.
“Se han dado también otros casos de corrupción a nivel interno del país y eso también ha ido mermando la confianza del dominicano en el gobierno. Entonces, pasa esto ahora con las elecciones y se destapan esas incomodidades que estaban ahí acumuladas”, considera.
4. Una nueva generación
De Peña Evertsz cree que las nuevas protestas de estos días, independientemente de su resultado, vienen a confirmar la consolidación en Dominicana de una “nueva generación” más interesada en el curso político del país.
“Esto está cambiando la ausencia de involucramiento ciudadano en la esfera pública. La ciudadanía en República Dominicana hasta hace unos años había estado muy alejada de la discusión política, era una población muy enfocada en su vida privada, en la economía personal, en el desarrollo de su propio mundo”, opina.
Sin embargo, el experto recuerda cómo desde hace más de siete años comenzaron a movilizarse las clases medias, “ya no por problemas económicos, sino, de corte institucional, político y de cumplimiento de las leyes”.
Dotel, por su parte, considera que las protestas actuales hay que verlas en un contexto mayor de movilizaciones sociales que se han dado en los últimos años en Dominicana y que fueron desde el rechazo por la instalación de una cementera en el Parque Nacional Los Haitises hasta el reclamo de un aumento en el PIB destinado a la educación.
“Todo este proceso de movilización que se ha estado produciendo en el que los protagonistas han sido jóvenes de diferentes clases no es solo resultado de este momento, sino también de los últimos grandes movimientos sociales que se han producido en Dominicana”, señala.
Sin embargo, considera que en las movilizaciones de ahora, las visiones y los reclamos se han radicalizado.
“Se está ampliando la visión que tienen de la democracia ya no solo en términos políticos sino también en términos sociales. Y entienden que las aspiraciones y oportunidades están atravesadas por unas elecciones equitativas y que la vida política, en fin, atraviesa la vida cotidiana de la gente”, opina.
De Peña Evertsz coincide en que la movilización juvenil que ha dado paso a otros sectores populares puede ofrecer también una esperanza para el futuro de Dominicana.
“Los jóvenes en las plazas van a ser los adultos del mañana y ellos están exigiendo mejores instituciones, mejor calidad de la democracia… y son ellos los llamados a sustituir políticamente a esta vieja guardia de políticos que se resisten a entregar los partidos, la autoridad y la dirección de la vida pública”, opina.