Premio Nobel de Química 2018: evolución dirigida de enzimas y anticuerpos
La Real Academia de las Ciencias de Suecia (Estocolmo) ha entregado hoy el Premio Nobel de Química de 2018, repartido en dos partes: una mitad para la norteamericana Frances H. Arnold “por la evolución dirigida de las enzimas” y la otra para el norteamericano George P. Smith y para el británico Sir Gregory P. Winter “por la presentación en fagos de péptidos y anticuerpos“. Frances Hamilton Arnold, nacida en Pittsburgh en 1956 es hija del físico nuclear William Howard Arnold y la quinta mujer que gana el Premio Nobel de Química, entre ellas Marie Curie y su hija Irène Joliot-Curie, que lo ganaron en 1911 y en 1935 respectivamente. George Pieczenik Smith, nacido en Norwalk, en el estado de Connecticut, en 1941 y Sir Gregory Paul Winter, nacido en Leicester en 1951, son los otros dos ganadores. Destacar, además, que también fueron tres los premiados el año pasado (un suizo, un alemán y un escocés) “por desarrollar la criomicroscopía electrónica para la determinación estructural en alta resolución de biomoléculas en solución“.
El comité de la Real Academia de las Ciencias de Suecia considera que los premiados “han aprovechado el poder de la evolución” con el propósito de “proporcionar el mayor beneficio a la humanidad“, por ejemplo, las enzimas (moléculas de proteínas que actúan como catalizadoras y reguladoras en los procesos químicos del organismo) producidas a través de la evolución dirigida se utilizan para manufacturar desde biocombustibles hasta fármacos. En 1993, Arnold realizó la primera evolución dirigida de enzimas que, como se ha dicho anteriormente, son proteínas con la capacidad de catalizar reacciones químicas.
En 1993, Arnold realizó la primera evolución dirigida de enzimas
Por otro lado, en 1985, George Smith “desarrolló un método elegante conocido como la presentación en fagos, en el que un bacteriófago, un virus que infecta a las bacterias, puede ser usado para desarrollar nuevas proteínas”, según el comunicado emitido hoy. Gregory Winter usó la presentación en fagos para la evolución dirigida de anticuerpos, “con el propósito de producir nuevos fármacos”. El primero basado en este método, el adalimumab, se usa para la artritis reumatoide, la psoriasis y para enfermedades inflamatorias intestinales. Desde entonces, la presentación en fagos (phage display) ha producido anticuerpos que, entre otras cosas, pueden curar el cáncer metastásico.