La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) alerta que los enjambres de langosta del desierto en Etiopía, Kenia y Somalia tienen un “potencial destructivo sin precedentes”, por lo que si no se incrementan los esfuerzos para combatirlos, la “voraz plaga” se propagará a otros países de África oriental, Oriente Medio y Asia, según reza un comunicado emitido este lunes.
“Se trata de una amenaza de dimensión internacional que pone en peligro la seguridad alimentaria de toda la subregión”, explicó Qu Dongyu, director de la FAO. Ante “la magnitud y la urgencia de la amenaza”, el organismo ayudará a los gobiernos a combatirla, indicó el experto. Asimismo, Dongyu detalló que para ello se requerirá apoyo financiero adicional por parte de la comunidad internacional.
La FAO explica que las condiciones climáticas en el este del continente africano han propiciado la rápida reproducción de esa especie devoradora de cosechas, que para junio podría verse multiplicada por 500.
Un enjambre de langosta del desierto puede estar formado por cientos de millones de ejemplares capaces de viajar a 150 kilómetros por día. Cada uno de ellos come alrededor de dos gramos diarios, el equivalente a su propio peso corporal, por lo podrían devastar grandes extensiones de terreno “en su incesante esfuerzo por alimentarse y reproducirse”.
Problema internacional
La plaga llega a Kenia desde Etiopía y Somalia, y se extiende rápidamente hacia el centro del país, amenazando al Gran Valle del Rift. La FAO asegura que se trata de la peor plaga de langosta del desierto en Etiopía y Somalia de los últimos 25 años, mientras que en Kenia no habían visto nada parecido desde hacía siete décadas.
Otros países como Sudán del Sur y Uganda también se encuentran en peligro. Por su parte, Egipto, Eritrea, Arabia Saudita, Sudán, Yemen, la India, Irán y Pakistán padecen este problema, con temor a que vaya a más y se convierta en una plaga en sus respectivos territorios.
Ante la gravedad de la situación, la FAO ha lanzado una campaña de control aéreo para reducir el número de langostas del desierto. En particular, el organismo subraya que hacen falta 70 millones de dólares para controlar la plaga y proteger los medios de subsistencia de los tres países más afectados.