La alcaldesa de París, Anne Hidalgo, ha anunciado una ambiciosa transformación de los Campos Elíseos, la principal avenida de la ciudad, que costará 250 millones de euros. La remodelación, sin embargo, no tendrá lugar hasta pasados los Juegos Olímpicos que se celebrarán en 2024 en la capital francesa.
Empresas y dirigentes comunitarios locales dieron a conocer en 2019 las obras previstas que, según Hidalgo, convertirán este tramo de 1,9 kilómetros en el centro de París en “un jardín extraordinario”.
El Comité de los Campos Elíseos, asociación que engloba a los comercios y negocios de la zona, lleva desde 2018 reclamando un rediseño significativo de la avenida y sus alrededores.
“Para los franceses está deteriorada”
“La célebre avenida ha perdido su esplendor a lo largo de los últimos 30 años. Ha sido progresivamente abandonada por los parisinos y afectada por crisis sucesivas: los chalecos amarillos, las huelgas, problemas sanitarios y económicos”, escribe el comité en un comunicado que celebra el anuncio de Hidalgo.
“Se suele decir que es la avenida más bella del mundo, pero los que trabajamos aquí todos los días no lo tenemos tan claro”, había dicho en 2019 Jean-Noël Reinhardt, presidente del Comité. “Cada vez hay más visitantes en los Campos Elíseos, y las grandes empresas luchan por estar en ella, pero para los franceses está deteriorada”.
El comité lanzó una consulta popular sobre propuestas para la avenida. Los planes incluyen reducir a la mitad el espacio para los vehículos, convertir las carreteras en zonas verdes peatonales y crear túneles de árboles que mejoren la calidad del aire.
En sus orígenes, en la avenida de los Campos Elíseos, que debe su nombre al mítico paraíso griego, había huertos y pantanos. André Le Nôtre, jardinero de Luis XIV, el Rey Sol, fue el primero en diseñar el amplio paseo bordeado por una doble hilera de olmos a cada lado. Se llamó el Grand Cours [Gran vía]hasta la ampliación de 1709, cuando se rebautizó como Campos Elíseos. A fines del siglo XVIII se había convertido en un lugar popular para pasear y hacer picnic.
En 1944, París celebró en los Campos Elíseos la liberación de la ocupación nazi, y las victorias de los mundiales de fútbol siguen atrayendo a multitudes, pero su famoso encanto se ha desvanecido y los parisinos, por lo general, evitan la avenida.
Actualmente es famosa por el desfile militar anual del Día de la Bastilla y por unos de los alquileres comerciales más elevados del mundo, con cafeterías caras, tiendas de lujo y concesionarios de coches de alta gama.
Una avenida más “ecológica, apetecible e inclusiva”
Según el arquitecto Philippe Chiambaretta, cuya empresa, PCA-Stream, ha elaborado los planos de la reforma, antes de que la crisis de la COVID-19 paralizara el turismo internacional, el 72% de los 100.000 peatones que se estima que pasaban todos los días por la avenida eran turistas, y el 22%, personas que trabajan en ella.
Por sus ocho carriles de carretera circula una media de 3.000 vehículos cada hora, en su mayoría de paso, dice Chiambaretta. Sus niveles de contaminación son superiores a los de la Périphérique, como se conoce a la concurrida carretera de circunvalación que rodea a la capital francesa, añade.
En su opinión, los Campos Elíseos se habían convertido en un símbolo de los problemas que afrontan las ciudades de todo el mundo. “La contaminación, el turismo, el consumismo y el espacio que se le da al coche”, indica. Para hacerla “ecológica, apetecible e inclusiva”, dice, es necesario remodelar la avenida.
Los planes también incluyen el rediseño de la célebre Plaza de la Concordia, la mayor plaza de París, ubicada en el extremo sureste de la avenida y considerada por el ayuntamiento como una “prioridad municipal”. Se espera que la plaza sí esté terminada antes de los Juegos Olímpicos. El objetivo es terminar la transformación de los Campos Elíseos para el año 2030.
En una entrevista con el periódico Le Journal du Dimanche, Hidalgo ha dicho que el proyecto es uno más entre las distintas iniciativas para transformar la ciudad “antes y después de 2024”, como la transformación de la zona que hay en torno a la Torre Eiffel en un “parque extraordinario en el corazón de París”.