IUDAD DEL VATICANO.- El Papa Francisco reconoció haber “incurrido en graves equivocaciones de valoración y percepción, especialmente por falta de información veraz y equilibrada” sobre los casos de pedofilia por sacerdotes en Chile
Bergoglio así se refirió a los escándalos de pedofilia en Chile, agudizados durante su reciente presencia en este país, tras defender públicamente al obispo local Juan Barros, acusado de haber encubierto los delitos del abusador serial, padre Fernando Karadima, que vive en un lugar secreto en Roma.
Es más, el pontífice argentino pidió “perdón a las víctimas” por no haberles creído.
A través de una carta enviada a los obispos de la Conferencia Episcopal de Chile, Francisco admitió su error y dio cuenta de su “honda impresión” tras haber recibido el informe del monseñor Charles Sicluna, enviado personal a Santiago en febrero pasado para analizar a fondo el delicado caso. Escuchó 64 testimonios y sacó sus conclusiones
Bergoglio escribió que después de una atenta lectura de las actas del Informe en el llamado “proceso de escucha” (de las víctimas, ndr), “creo poder afirmar que todos los testimonios recogidos hablan de un modo descarnado. Sin aditivos ni edulcorantes, de muchas vidas crucificadas, y les confieso –subraya el Papa- que ello me causa dolor y vergüenza”.
Juan Barros había ascendido a la Diócesis de Osorno en 2015 por Francisco pese a las acusaciones y a las consiguientes protestas.
Bergolio dijo que se trataba “de calumnias, no hay ninguna prueba de la culpabilidad”, palabras consideradas inoportunas.
Fue el incluyente cardenal estadounidense Sean O’Malley, principal asesor de Bergoglio en la lucha contra los abusos sexuales del clero y presidente de la Pontificia Comisión para la Tutela de los Menores creada por Francisco en 2015, quien hizo notar públicamente al Pontífice el error de sus declaraciones.
En su carta, Francisco también invitó al Vaticano a los tres principales acusadores de Barros, James Hamilton, Juan Carlos Cruz y José Andrés Murillo, definidas por él “víctimas crucificadas”.
También llegará a Roma monseñor Juan Barros y los demás para formular las dimisiones