El proyecto catalán de independencia fue severamente criticado por FransTimmermans, vicepresidente de la Comisión Europea (CE), órgano ejecutivo de la Unión Europea (UE), y por la mayoría de los diputados del Parlamento Europeo, que se reunió en sesión especial en Estrasburgo para debatir la crisis institucional en España.

 En nombre de las autoridades de Bruselas, Timmermans justificó la enérgica acción de la policía durante el referéndum del domingo pasado: “Respetar y defender el Estado de Derecho puede a veces requerir el uso proporcional de la fuerza”, dijo.

El alemán Manfred Weber, presidente del grupo PPE, la “familia” política de Mariano Rajoy, fue aun más claro en su advertencia sobre los riesgos que corre Cataluña si avanza en su proceso de autodeterminación. “El tiempo de las divisiones, del nacionalismo, del egoísmo ha quedado detrás nuestro”. Y agregó: “Una salida de España, significará también la salida de la UE, del mercado común, de Schengen y de la zona euro”.

“¡Deténganse! El nacionalismo es la guerra”, afirmó Gianni Pitella repitiendo la célebre frase del expresidente francés François Mitterrand.

“España necesita integridad y unidad. Una declaración unilateral de independencia sería una provocación y echaría gasolina al fuego tras el inútil referéndum del domingo. Sería un plebiscito unilateral, impuesto contra una Constitución democrática”, advirtió. Y concluyó: “Un gobierno que representa menos el 50% no puede decidir el futuro de todo un pueblo”.