La pescadera Zina rio tanto y tan fuerte en el mercado que descolocó a todo el mundo. En un ambiente de velatorio, su carcajada fue tan estridente que algunos se giraron con desagrado, otros miraron de reojo y otros más aceleraron el paso tratando de evitar que nadie los vinculara con ella. Zina Demechenko, de 59 años, vendía este martes algo parecido a lenguados, salmonetes y lubinas llegados del Danubio y el mar Negro en su puesto de 2×2 metros del mercado central de Odesa, una plaza en la que habitualmente se amontonan los verduleros, los vendedores de especias, los afiladores o los vendedores de zumo de granada. Este espacio cubierto era hasta el 24 de febrero un bullicio diario de gente…