Era uno de los tesoros de la catedral de Notre Dame de París, una maravilla de la arquitectura medieval que no estaba a la vista de los visitantes.

Este martes es una de las pérdidas irreparables causadas por el incendio que sufrió ese icónico templo.

La catedral parisina estaba siendo sometida a trabajos de restauración.

Se la conocía como “el bosque” y era una inmensa estructura situada en el techo de la catedral, de 100 metros de largo por 13 de ancho en la nave y 10 metros de altura, construida con madera de roble conformando una suerte de ático.

Este entramado estaba formado por unas 1.300 vigas, cada una de las cuales procedía de un árbol distinto, por lo que se estima que para su construcción fue necesario cortar al menos unas 21 hectáreas de bosques. De allí su nombre “el bosque”.Esa estructura, arrasada por el incendio del lunes, fue construida en torno al año 1220, pero gran parte de la madera utilizada en ella era mucho más antigua.

El bosque es un área de Notre Dame a la cual no tenían acceso los visitantes.

Notre Dame había tenido una estructura similar en la parte del coro que se derrumbó en algún momento entre los años 1160 y 1170. Las vigas fueron luego reutilizadas en la construcción de “el bosque”.

Se estima que algunos de los árboles de los cuales procedían podían tener entre 300 y 400 años de antigüedad, lo que quiere decir que databan de entre los siglos VIII y IX.

Esta estructura de madera sostenía un techo construido con unas 1.325 láminas de plomo de 5 mm de grosor, cuyo peso alcanzaba las 210 toneladas.

De acuerdo con el arcipestre de la catedral, Patrick Chauvet, hay inspectores de incendio que de forma rutinaria supervisan la edificación, incluyendo el techo de madera, cuyo estado verifican tres veces al día.

Pero, Notre Dame, al igual que otros templos en Francia no contaba con todas las medidas modernas contra incendios.

Frédéric Létoffé, directivo de un grupo francés especializado en la restauración de edificios y monumentos antiguos, explicó que la catedral dispone de detectores de humo que operan continuamente pero que no contaba con aspersores automáticos en la zona de “el bosque y que el ático tampoco estaba separado con paredes cortafuego, algo que habría evitado que el incendio se extendiera.

En este caso, algunos expertos creen que fue la bóveda de piedra la que impidió que el incendio causara mayores destrozos.