Mientras millones de venezolanos buscan un mejor futuro en otros países, el régimen chavista sigue negando la existencia de una crisis humanitaria. Pero este miércoles el dictador Nicolás Maduro fue más allá y apuntó directamente contra los migrantes.
Durante un congreso de la juventud del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), el mandatario calificó a los venezolanos que huyeron de la crisis de “esclavos y mendigos”.
“Hay decenas, centenares de jóvenes, que escucharon lo que decía la derecha, que se iban a otros países a disfrutar de las mieles de la vida y terminaron lavando pocetas en Lima, y más allá, en Colombia. Me perdonan, esta frase es fuerte, pero la digo: terminaron lavando pocetas, terminaron como esclavos y mendigos”, aseveró el dictador bolivariano.
Las palabras de Maduro se produjeron el mismo día que la ONU reiteró su preocupación por el éxodo de venezolano. Su secretario general, António Guterres, continúa “preocupado” por la situación en Venezuela y el impacto en la región.
“La falta de un acuerdo político en Venezuela está teniendo un impacto humanitario inmediato en los propios venezolanos”, subrayó el portavoz de Guterres, Stéphane Dujarric, en su conferencia de prensa de este miércoles.
Dujarric apuntó además que la salida masiva de personas con destino a países vecinos está creando “presión” en esos Estados.
“Obviamente la llegada de grandes números de civiles a cualquier país causa una carga”, señaló el portavoz, que recordó que la ONU está dando apoyo a los más afectados.
Con ese fin, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y la Agencia de Refugiados para Naciones Unidas (Acnur) lanzaron este año campañas para recaudar 32 y 46 millones de dólares, respectivamente.
Esos fondos serán utilizados por las dos agencias de Naciones Unidas para respaldar a los Gobiernos y a las comunidades que están acogiendo a los venezolanos que dejan el país.
La propia ONU ha destinado 6,2 millones de dólares de su Fondo Central de Respuesta a Emergencias para apoyar las actividades de la OIM y Acnur.
Con información de EFE