El nuevo aliado chino sería el atormentado Afganistán. China se ha ofrecido a ayudar a los talibanes a reconstruir Afganistán, a cambio de su cooperación para eliminar los grupos terroristas que están avivando los disturbios entre su población musulmana uigur, según los funcionarios chinos.

ElMullah Abdul Ghani Baradar, el viceprimer ministro de los talibanes y el hombre que dirigió las negociaciones con Estados Unidos para poner fin a la guerra de 20 años, se reunió con Wang Yi, el ministro de Relaciones Exteriores de China, para conversar en Qatar esta semana.

Trató de asegurarle que la situación de seguridad en Afganistán estaba “bajo control”, a pesar de los crecientes ataques del Estado Islámico Isis-K. El Talibán no quiere interferencia extranjera para combatirlos y ya le dijeron a Estados Unidos que podían controlarlos ellos.

Como respuesta, Wang prometió que China ayudaría a “reconstruir el país” . Pidió al presidente Joe Biden que levante las sanciones contra Afganistán. Después de que los talibanes tomaron el poder, se congelaron más de US$ 9 mil millones en reservas del banco central afgano que estaban depositadas en Estados Unidos.

Abdul Ghani Baradar y el canciller chino en Qatar. Foto: EFE

Abdul Ghani Baradar y el canciller chino en Qatar. Foto: EFE

Wang le dijo a Baradar que Afganistán estaba “enfrentando una oportunidad histórica para lograr la reconciliación y avanzar en la reconstrucción nacional”. Pero agregó que los talibanes tenían que combatir las “amenazas terroristas” y tomar medidas enérgicas contra el Movimiento Islámico de Turkestán Oriental (Etim), que amenaza “la seguridad nacional de China”.

El temor de los uigur

Beijing ha dicho durante mucho tiempo que el grupo, asociado con un pequeño número de musulmanes uigures que viajaron a Afganistán en 1998, está detrás de la supuesta amenaza terrorista utilizada como justificación para una brutal represión en la provincia noroccidental de Xinjiang.

Un niña uigur, tras el rezo de los viernes en una mezquita en Xinjiang. Foto: AP

Un niña uigur, tras el rezo de los viernes en una mezquita en Xinjiang. Foto: AP

No está claro si la organización todavía existe en alguna forma operativa, a pesar del impulso de Beijing para presentarla como la fuerza detrás de los disturbios en su provincia de mayoría musulmana.

El grupo fue fundado por Hasan Mahsum, un uigur de la región de Kashgar, catalogado como el terrorista más buscado de China, antes de ser asesinado a tiros por las tropas paquistaníes en 2003.

El genocidio uigur

Estados Unidos ha calificado las acciones de China como genocidio en Xinjiang. Un concepto que comparten otros países occidentales como Gran Bretaña.

Más de un millón de musulmanes, en su mayoría de etnia uigur en Xinjiang, han sido detenidos y sometidos a la esterilización forzada, “reeducación” y tortura, o forzados a realizar trabajos esclavos por el régimen chino en campos de concentración, según observadores internacionales y testimonios de los campos.

Activistas de la etnia uigur participan en una protesta contra China en Ginebra. Foto: EFE

Activistas de la etnia uigur participan en una protesta contra China en Ginebra. Foto: EFE

Las organizaciones de derechos humanos han acusado a los países musulmanes de un silencio orquestado contra los abusos en deferencia a China.

Wang le dijo a Baradar que la comunidad internacional debería trabajar con los talibanes “de una manera racional y pragmática“, dijo el Ministerio de Relaciones Exteriores de China.

“Etim no solo representa una amenaza real para la seguridad nacional y la integridad territorial de China, sino que también pone en peligro la estabilidad nacional y la estabilidad a largo plazo de Afganistán.”

Dijo a Baradar además que “espera y cree que los talibanes afganos romperán con Etim y otras organizaciones terroristas y tomarán medidas efectivas para acabar con ellos”, dijo el canciller chino.

Raffaello Pantucci, miembro asociado senior del Royal United Services Institute en Londres, dijo a la agencia Bloomberg: “Beijing se centra principalmente en garantizar que haya un gobierno funcional en Kabul. Les preocupa que la crisis económica, la crisis humanitaria y la posible escalada de la crisis de seguridad puedan convertirse en un lío en el que se quedarán atrapados “.

La promesa talibán

Baradar le aseguró a Wang que los talibanes “cumplirían firmemente su promesa” y “nunca permitirían que nadie, ninguna fuerza, hiciera cosas que dañen a China desde suelo afgano”.

Baradar, quien cofundó los talibanes en la década de 1990 con el difunto Mullah Muhammad Omar, dirige la oficina diplomática del grupo en Qatar.

Combatientes talibanes, cerca de la frontera con Uzbekitán. Foto: AFP

Combatientes talibanes, cerca de la frontera con Uzbekitán. Foto: AFP

La reunión fue el indicio más claro hasta ahora del papel ampliado en Afganistán que China quiere desempeñar, tras la retirada de las tropas de la OTAN. China comparte una frontera terrestre de 92 kilómetros con Afganistán, en la punta del corredor Wakhan, un sector de tierra que se extiende desde el noreste afgano.

Mullah Abdul Ghani Baradar, viceprimer ministro de los talibanes, trató de asegurarle a Wang Yi, ministro de Relaciones Exteriores de China, que la situación en Afganistán estaba “bajo control”, a pesar de los crecientes ataques del afiliado al Estado Islámico Isis-k.

Los intereses chinos

El cambio de poder en Afganistán presenta una oportunidad para que el presidente Xi asegure su influencia en una región, que se encuentra en un centro de caminos comerciales e imperios. En los últimos años se ha convertido en una rica fuente de minerales, que alimentan al mundo moderno.

China tiene grandes intereses de inversión en Pakistán y Afganistán como parte de su proyecto de infraestructura global, conocido como la iniciativa dela ruta de la seda.

Afganistán tiene depósitos de cobre, gas, oro, litio, petróleo y uranio, que se cree que valen un billón de dólares. Tanto las empresas estatales chinas como las empresas privadas ya han invertido cantidades significativas en el país.

Beijing se ha preocupado más por gestionar las amenazas de Afganistán que por explotar las oportunidades de comercio hasta ahora. El acercamiento chino podría favorecer a Pakistán, aliado incondicional con el Talibán, con quien las relaciones son más frías ahora con Kabul.

Se debe a los 8 años de detención que sufrió Baradar en manos de los militares paquistaníes de los servicios secretos, cuando descubrieron que estaba negociando la paz con el gobierno afgano de Karzai sin consultar a Islamabad.

París, corresponsal

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