PARÍS, Francia.- Malta, el país más pequeño de la Unión Europea (UE), parece haberse convertido en un Estado mafioso, que vende pasaportes de oro que abren las puertas del mundo a los oligarcas rusos, ampara las actividades de los kleptócratas de Azerbaiyán y tolera la creación de bancos que sirven de pantalla a intereses oscuros.
Ese sórdido universo subterráneo acaba de surgir a la luz del día seis meses después del asesinato de la periodista y bloguera maltesa Daphne Caruana Galizia, de 53 años (ver aparte). Escandalizados por la situación que reina en esa isla diminuta, poblada por apenas 450 mil habitantes, 45 periodistas de 18 medios de todo el mundo trabajaron juntos, retomando la gigantesca masa de documentos dejados por Daphne, asesinada el 16 de octubre de 2017, en la explosión de su coche.
“Es posible matar al mensajero, pero nunca al mensaje”, afirma Richard para sintetizar el carácter de ese proyecto, que consiste en proseguir las investigaciones de periodistas asesinados o encarcelados.
El Proyecto Daphne, primer episodio de esa iniciativa sin precedentes, comenzó a ser publicado la semana pasada y provocó un escalofrío de espanto en los otros países de la Unión Europea.
Los periodistas de Forbidden Stories trabajaron en absoluta discreción, obteniendo testimonios en Malta y el resto de Europa. Sus conclusiones demoledoras muestran el profundo grado de corrupción que reina en la clase política y financiera del país.
El origen de esa descomposición se remonta a 2013. Malta, que en esa época atravesaba una de las peores crisis de su historia, se convirtió en uno de los escasos países de la UE que adoptó la política de vender su pasaporte a extranjeros ricos para obtener recursos de supervivencia. Esa práctica -calificada de pasaportes de oro- sería perfectamente legal si cumple con las reglas impuestas por la Comisión Europea (CE). Porque esa práctica implica un riesgo enorme: acordar la ciudadanía europea a una persona, significa otorgarle los mismos derechos en los otros 27 Estados de la UE y el acceso sin visa a más de 160 países del planeta.
En ese terreno, las autoridades de Bruselas están atadas de pies y manos, pues otorgar la nacionalidad es una prerrogativa exclusiva de los Estados. También es verdad que la política maltesa está lejos de ser un caso aislado: otros países proponen el otorgamiento de su pasaporte a cambio de inversiones. Entre ellos figuran Chipre y Austria.
El interés de obtener un pasaporte maltés supera el simple hecho de circular libremente por el mundo, porque las “visas doradas” maltesas también pueden permitir escapar al fisco. Después de la creación del sistema automático de intercambio de información entre Estados, cada vez son más raros los sitios donde es posible esconder el dinero. Malta es uno de ellos porque aplica un riguroso secreto bancario y fiscal, y no impone gravámenes a los haberes en el exterior.
Daphne Caruana Galizia había denunciado el programa de otorgamiento de pasaportes malteses, “calcado del modelo de islas caribeñas -o paraísos fiscales- como Saint-Kitts y Nevis o Antigua y Barbuda”, donde las condiciones legales solo existen en el papel. Y el Proyecto Daphne confirmó que sus críticas eran ampliamente justificadas.
Por un millón de euros, cualquier persona puede obtener un pasaporte maltés, a condición de haber residido en la isla durante por lo menos de un año. Según los periodistas de “Forbidden Stories”, esa condición jamás fue respetada por nadie. Todos utilizan domicilios ficticios.
Las investigaciones de los periodistas de Forbidden Stories confirmaron que en 2016 el multimillonario ruso Arkady Yurievich Volozh, dueño de Yandex (el Google ruso) compró pasaportes para él y toda su familia, pero nunca puso los pies en Malta. Lo mismo sucedió con Liu Zhongtian, octava fortuna china, cuyas actividades son objeto de una investigación por parte del fisco estadounidense. La residencia oficial de Liu en Malta era un lamentable apartamento diminuto, ocupado por alguien que -con una sonrisa elocuente- aseguró a los periodistas que jamás vio al magnate chino del aluminio.
Después de meses de investigación, “tenemos pruebas de que las direcciones utilizadas por los compradores corresponden a casas o apartamentos totalmente desocupados”, afirmaron.
También resultaron verídicas las denuncias de Daphne Caruana Galizia sobre los vínculos entre del gobierno maltés con los principales dirigentes del régimen de Azerbaiyán. “Tenemos pruebas de que la Pilatus Bank era una institución financiera azerí instalada en Malta, y que servía como cabecera de puente en toda Europa a las dos familias más poderosas de esa dictadura petrolera”, escribieron los miembros del equipo Forbidden Stories.
Más grave aún: poco antes de su muerte, Daphne había publicado algunos artículos enigmáticos revelando que el exministro de Energía, Konrad Mizzi, y el jefe de gabinete del primer ministro, Keith Schembri, eran dueños de varias sociedades offshore, como luego confirmaron los Panamá Papers.
Después, los servicios de inteligencia financiera de Malta hicieron saber extraoficialmente que Mizzi y Schembri habían recibido consistentes sobornos. El primero por la realización de grandes proyectos de obras públicas y el segundo por la venta de los pasaportes de oro.
Otro de los presuntos implicados en ese tráfico de pasaportes de oro era -al parecer- el ministro de Economía, Chris Cardona.
Curiosamente, según numerosos testigos, Cardona tenía la costumbre de reunirse en el bar Ferdinand’s, de la localidad de Siggiewi, con los hermanos Alfred y George Degiorgio, principales sospechosos de haber colocado la bomba que hizo volar el pequeño vehículo en el que viajaba Daphne el 16 de octubre de 2017.
Pese a las denuncias que había formulado Daphne horas antes de su muerte y las frecuentes acusaciones lanzadas por el Parlamento Europeo, el gobierno maltés nunca abrió una investigación, Keith Schembri y Cardona siguen en su puesto y hasta hoy nadie pudo decir -oficialmente- quién mandó a matar a Daphne.
¿Quién era Daphne?
Temida por toda la clase política y económica de Malta, la periodista Daphne Caruana Galizia había consagrado gran parte de su vida profesional a tratar de develar la corrupción que reina en esa minúscula isla, apenas visible en un mapa del Mediterráneo. En los últimos años, había acusado violentamente al primer ministro laborista, Joseph Muscat, pero también al jefe de la oposición.
Sus ataques, duros y muchas veces personales, no sólo le valieron la enemistad de grandes sectores del establishment: a su muerte se supo que tenía pendientes 47 procesos por difamación. Pero su blog poseía un capital invalorable: 300 mil abonados en un país de 450 mil habitantes.