El mandatario venezolano, Nicolás Maduro, se dirigió la tarde de este miércoles a la Asamblea General de Naciones Unidas una semana después de haber sido señalado por una misión de verificación de la ONU por crímenes de lesa humanidad. El sucesor de Hugo Chávez aprovechó su intervención para culpar de la crisis de Venezuela a la Administración de Donald Trump y sus aliados en el tablero internacional y pidió el fin de las sanciones. En su alocución, que suponía una oportunidad para responder a los señalamientos contenidos en el último informe de la organización sobre las graves violaciones de los derechos humanos perpetradas por las fuerzas de seguridad venezolanas y el aparato del régimen, Maduro no reconoció errores. Reivindicó su gestión de la emergencia sanitaria del coronavirus y evitó hacer autocrítica, aunque concedió que la migración masiva de venezolanos se debe a razones económicas.

“Nadie decide por nosotros los venezolanos y las venezolanas. Nosotros no intervenimos ni pretendemos hacerlo en ningún caso, jamás, ante ninguna otra nación. Somos respetuosos y por eso exigimos respeto”, enfatizó el mandatario, que aprovechó para defender la convocatoria de elecciones legislativas en diciembre que el líder opositor Juan Guaidó rechaza. Según Maduro, se tratará de un proceso “con todas las garantías necesarias para celebrar los comicios parlamentarios”. “Por ello hemos invitado al mundo a que nos acompañe, a que sean testigos de una democracia viva, nada ni nadie podrá quitársela al pueblo de Venezuela”, agregó.ADVERTISING