Los talibanes afganos se han apoderado de un distrito en la provincia septentrional de Baghlan, el primero que cae bajo control insurgente desde el inicio oficial, el 1 de mayo, de la retirada de Estados Unidos y de la OTAN de Afganistán.
El remoto distrito de Burka, en el noreste de la insegura provincia de Baghlan, fue ocupado la noche del martes tras permanecer mucho tiempo “bajo continuos ataques del enemigo”, dijo ayer a Efe el portavoz de la policía provincial, Javid Basharat. Durante los combates, los talibanes sufrieron “numerosas bajas” pero no está claro cuántas, y no hubo víctimas entre las fuerzas de seguridad afganas, aseguró, añadiendo que “las fuerzas afganas abandonaron el distrito como parte de una retirada táctica para evitar bajas. Ahora están estacionadas en otro lugar y durante la retirada movieron todos sus vehículos e instalaciones con éxito”, a la espera de iniciar un contraataque para recuperar el distrito.
El portavoz de los talibanes, Zabihullah Mujahid, anunció en Twitter que sus combatientes capturaron el distrito de Burka, incluidos edificios administrativos y de la policía, con todos sus puestos de control, y que “se hicieron con varios vehículos y muchas armas y municiones”.
Coincidiendo con el inicio de la retirada oficial el pasado 1 de mayo de las tropas aliadas se ha producido una oleada de ataques talibanes simultáneos. El Ministerio de Defensa informó de 80 talibanes muertos y 59 heridos en contraataques de las fuerzas de seguridad el martes en siete de las 34 provincias, pero no aclaró las posibles bajas en Baghlan.
Según el acuerdo con los talibanes
Se espera que 2.500 militares de EE.UU. y 7.000 de la OTAN abandonen Afganistán antes del 11 de septiembre
Durante esta fase final de la retirada aliada, se espera que unos 2.500 militares estadounidenses y alrededor de 7.000 de la OTAN abandonen el país antes del próximo 11 de septiembre, cuando se cumplen dos décadas de los ataques terroristas en Estados Unidos que desencadenaron la invasión de Afganistán. La fecha no se corresponde con la que establecía el histórico acuerdo de Doha firmado entre Estados Unidos y los talibanes en febrero del año pasado, que marcaba el 1 de mayo como la fecha límite para la retirada de las tropas extranjeras, y que la nueva administración estadounidense decidió retrasar.
Los talibanes calificaron esta demora como una “violación de los principios” del pacto, lo que “ha abierto el camino” para que tomen las medidas que consideren apropiadas contra las fuerzas extranjeras.