El reciente anuncio de que el multimillonario Michael Dell, fundador y CEO de la firma tecnológica que lleva su nombre, adquirió la propiedad más costosa de todo Manhattan, no hizo más que elevar el prestigio de un edificio que se ha convertido en un verdadero imán de ricos y famosos que desean invertir en la Gran Manzana.
Con una fortuna personal calculada en torno a los USD 23.3 mil millones, los USD 100 millones que Dell pagó por un condominio en el rascacielos One57, localizado en lo que se conoce como la “hilera de multimillonarios”, podrían ser catalogados como un simple vuelto para uno de los hombres más ricos del planeta.
El penthouse de dos pisos y más de mil metros cuadrados de superficie tiene como dirección física el número 157 oeste de la calle 57, convertido en uno de los códigos postales más codiciados de todo Nueva York dada su alta concentración de multimillonarios que viven por encima del resto de los simples mortales, tanto literal como figurativamente. Según reportes del periódico The New York Post, de un total de 130 unidades en One57, al menos 73 han sido vendidas hasta el momento.
A pesar de que el acuerdo inmobiliario se cerró en el año 2014, recién ahora se ha dado a conocer la identidad del comprador de la propiedad récord. Con más de 300 metros de altura, la torre de vidrio inauguró la tendencia que reina en la ciudad de Nueva York hoy día, con nuevos rascacielos ultra finos y súper altos que hacen que edificios emblema como el Empire State y el Chrysler Building parezcan enanos de cemento en comparación.
Pero no todos los titulares asociados al rascacielos de diseño aerodinámico han sido favorables. Un verdadero escándalo que involucró a un “Playboy” nigeriano, hizo que el edificio fuese protagonista de una de las ejecuciones hipotecarias más importantes de la historia de la ciudad.
Según reportó The New York Times en 2014, Kolawole Aluko pagó USD 50.9 millones por una unidad de casi 600 metros cuadrados, pero tras una investigación por fraude y lavado de dinero realizada por el Departamento de Justicia de los EEUU sobre el magnate de la industria energética, este se vio obligado a ejecutarlo el pasado otoño por solo USD 36 millones.
Otro escándalo asociado a One57 fue reportado en 2016 por The New York Post, cuando se divulgo que la construcción del edificio había sido financiada por una subsidiaria de una compañía con base en Abu Dhabi, ligada con una red global de lavado de dinero que en su momento fue vinculada con una organización caritativa liderada por Leonardo DiCaprio.
Finalizado en 2012, el edificio ostenta varios récords en su corta existencia. No sólo alberga al anteriormente mencionado apartamento más costoso vendido en Manhattan, sino que además puede presumir de ser el primer rascacielos donde un infante realizó una inversión inmobiliaria.
Según consigna el New York Times, una madre china quiso que su niña de solo dos años tuviese un “sitio bonito” donde vivir para cuando crezca y asista a la universidad de Nueva York o Columbia. Sin lugar a dudas, el primer edificio residencial de Nueva York en superar la barrera simbólica de los 300 metros de altura, se convertirá en un lugar más que apropiado para que en unos 20 años la joven pueda prepararse para sus exámenes con una vista del Central Park por demás privilegiada.
Muchos expertos han criticado su estética por excesivamente ostentosa, con vidrios oscuros que han sido comparados con “manchas de edad”. El hecho de que durante el huracán Sandy de octubre de 2012, los vecinos de la zona tuviesen que ser evacuados debido a que una grúa que estaba siendo utilizada para la construcción del One57 colapsara desde el cielo, no ayudó a mejorar la imagen del gigante curvilíneo.
Más allá de los “problemas del primer mundo” que puedan sufrir los residentes locales, uno de los aspectos que más llama la atención del edificio es su singular libro de reglamentos. Según compartió el New York Post tras tener acceso al documento, los propietarios o inquilinos no podrán ingresar a la propiedad con ponis, jerbos, cobayos o conejos.
Además, está terminantemente prohibido modelar en los espacios públicos, realizar masajes o “performances semidesnudas”, sin dar mucho detalle sobre a qué se refieren con dicho concepto.
En un contexto donde hasta el edificio menos aspiracional ofrece una variedad de amenidades, el One57 se destaca entre otras cosas por su piscina de 18 metros de largo con una banda de sonido subacuática curada por el aclamado Carnegie Hall de Nueva York.
Un servicio de mayordomo privado puede hacer realidad cualquier pedido que los acaudalados propietarios puedan imaginar. Desde contratar un yate para escaparse de la ciudad el fin de semana, encontrar alojamiento en una isla privada para pasar unas vacaciones descontracturantes, o hacer que un “personal shopper” se acerque hasta el hogar en cuestión con prendas de la última colección de Gucci o Prada, y así no tener que caminar como cualquier otro mortal hasta la Quinta Avenida.
El One57 se distingue de otros rascacielos de lujo por ubicarse literalmente al centro del Central Park, lo que sumado al singular hecho de que sus ventanas pueden abrirse parcialmente, hace que sus propietarios se sientan más conectados con sus alrededores con una vista privilegiada, más allá de que se encuentren a más de 300 metros de altura, mirando hacia abajo sobre una de las ciudades más fascinantes del mundo.