Las migraciones de gente de tez  negra a la isla de La Española tuvieron diferentes motivos y momentos. La esclavitud, la necesidad política y/o religiosa, así como la necesidad económica llevaron a diferentes grupos étnicos negros a venir a esta isla a vivir y a trabajar entre los siglos XV y XX.

Para el siglo XVI, y con la desaparición de la reina Isabel La católica (1504),  de Fernando I de Aragón su esposo (1516) y del cardenal de Toledo Ximenes de Cisneros (1517), el nuevo rey, que estaba envuelto en otros problemas, autorizó la traída de negros desde África  a la isla para impulsar la  naciente industria de la caña de azúcar.

Para la cuarta década del ese siglo se estima que ya habían mas de 35,000 mil esclavos negros en nuestras tierras.

En el siglo XIX (1824 / 1825) el gobieno haitiano de Boyer, quien tenia  poder en toda la isla, negocio traer negros libertos de Filadelfia, Estados Unidos con la idea de asentarlos en Samana,  y establecer allí  la supremacía negra sobre la blanca, pues ese poblado había sido fundado por Españoles en 1756.

A finales de ese siglo y en el inicio del siguiente, nuevas migraciones de gente de color comienzan a llegar de nuevo a la parte Este de nuestra isla por razones de trabajo, a la ya Repùblica Dominicana.  Durante unos  cuarenta  anos llegaron a los poblados de Puerto Plata, Sánchez,  Samana, Santo Domingo y sobre todo de San Pedro de  Macorís y la Romana descendientes de los negros asentados las islas inglesas, francesas y  holandesas  del Caribe y del Atlántico.

En el norte del país, por Puerto Plata y Samana entraron aquellos procedentes de las Bahamas y de las Islas Turcas (Turcky lsland). Allí llegaron también  después de la guerra de Restauración otros procedentes de Saint Thomas, los Santomeros. Se quedaron e hicieron familias.

Para 1880 y hasta principios del siglo XX, vinieron al Este del país gente descendiente de las colonias inglesas próximas a Puerto Rico, islas de Barlovento,  a asistir en el cultivo de caña de azúcar, pues la  producción cañera en esas islas  había decaído. No solo vinieron cultivadores del sabroso fruto, sino vinieron también carpinteros, ebanistas, artesanos, artistas, maestros, pastores protestantes entre otros. Esa gente trajo con ellos sus costumbres, hábitos, religión, idioma entre otras cosas mas.

Los que llegaron a San Pedro de Macorís procedentes de las islas inglesas de San Kitts (Cristóbal), Nevis, Tórtola, Antigua, Santa Lucia, Dominica, Anguilla, no se integraron a la comunidad local, sino que hicieron vida aislada en sus comunidades, sobre todo en la Sultana de Este y  en los bateyes. Mantuvieron su integridad, su religión, sus hábitos  y sus costumbres sin, inicialmente, mezclarlos con los locales.

Inicialmente se les llamo Cocolos por una deformación del vocablo Tortolo, término utilizado para referirse a aquellos llegados de Tórtola.  Aunque algunos autores, incluyendo al poeta nacional Don Mir, señalan que “Cocolo”  era un término despectivo utilizado en el sur para referirse a los Haitianos, el término pasó a ser un distintivo, que los marcaba, y los diferenciaba aún mas con los locales. Era de orgullo para ellos.

Reclama uno de los personajes importante de aquel conglomerado humano que en los Cocolos  no hay “ni ladrones, ni maricones”, acudiendo a la moralidad de ese grupo.

Se estima que para 1885 habrían unos 500 cocolos en el  país,  y que ya para 1910 la suma de ellos llegaría a unos 6,500 personas. En el censo de 1935 se reportaron unos 9,000 almas, pero a partir de ese entonces la población Cocola comenzó a disminuir.

En San Pedro de Macorís,  se conjugaron costumbres y estilos de los diferentes folklores  venidos de las diferentes islas de donde llegaron  los Cocolos.

Se integraron los bailes, los vestuarios y los rituales. Inicialmente cada grupo tenía su danza particular de su isla, pero con el tiempo el Momise, el Wild Indian, the Bull, la danza de los Zancos  y  otros bailes se integraron para formar  actualmente un solo conjunto danzante, el de los Guloyas, llamados también  Buloyas.

El término alude a la frase que se repite una y otra vez en escena cuando se repite al relato bíblico de  David y Goliat donde los negros isleños dicen: Goliat is dead  (Goliat esta muerto). Goliat en ese “ingles moreno”  fue  entendido auditivamente por los locales como Gouloia, o Guloya. De ahí el nombre del grupo danzante. Son manifestaciones religiosas donde el bien le gana al mal…

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Fundamentalmente el folklore negro de las isla se conjugó con los eventos religiosos de la Biblia y se manifestó a través del idioma universal, la música.  Esta es adornada con bailes y vestimentas llamativas propias de las costumbres afroantillanas que tenia los cocolos  en las islas de Barlovento. Han conjugado relatos e historietas de la literatura y cultura inglesa con música afroantillana.

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La vestimenta del teatro danzante Guloya, una de las manifestaciones artísticas de los Cocolos,  está compuesta de camisas y pantalones  de telas satinadas muy coloridas con mangas y piernas largas, y con una correa muy llamativa. Las piernas llevan flecos de telas de una gran cromia y toda la indumentaria está adornada por espejitos, cascabeles y adornos brillantes. En la mano  los “actores”  llevan un hacha unos y  palos otros, y la corona alargada verticalmente que portan en sus cabezas está formada por plumas largas  de Pavo Real y pencas de árbol de cana seca, las cuales con el baile se mueven como si fueran las canas movidas por el viento en sus cañaverales.

La música, muy particular y animada, está creada básicamente por cuatro instrumentos. Un triángulo de metal, una flauta, un redoblante y una tambora. El sonido que generan es muy exclusivo.

El baile tiene como elemento distintivo el que la pierna es subida a lo alto y dejada caer en un movimiento hacia delante como queriendo enganchar algo.

El espectáculo del teatro danzante puede ser en un lugar fijo, pero en ocasiones  y sobre todo para las semanas comprendidas entre el 25 de diciembre y el 6 de enero, hacen un desfile en el pueblo de San Pedro de Macorís y en algunos de sus bateyes. A veces van de batey a batey.

Otra forma de actividad son “las parrandas navideñas”  donde los Guloyas van cantando sus canciones, de las cuales  se distingue la del estribillo que popularizó el astro de la música popular Juan Luís Guerra,  “ Good morning, Good morning give me my Guavaberry. Un licor hecho con alcohol  de caña (ron) con las frutillas del árbol Guavaberry  (arrayán) al que se le agrega especies para darles olor, color y sabor.

 En su recorrido los Guloyas  ingiere líquidos como gaseosas, refrescos, agua e incluso alcohol que compran o le regalan en algunos lugares.

Al final de la jornada los Guloyas terminan en un almuerzo consumiendo comidas propia de su cultura como dumplings, chola, yaniqueques, calalu y otras.

Dentro de los legendarios personajes de los Guloyas asoman los nombres de El Primo (Teófilo Chiverton) , Linda ( Daniel Henderson), Juan Yaguaza  y otros.

Por Dr. Rony Joubert

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