Roban cientos y cientos de millones”, se quejaba días atrás el presidente de Rusia, Vladímir Putin, hablando de uno de los proyectos estrella de la última década, la construcción de un nuevo cosmódromo, bautizado como “Vostochni”, con el que Moscú pretende rebajar la dependencia para sus lanzamientos espaciales del mítico Baikonur (situado en la vecina Kazajistán). Puede que en el futuro desde el nuevo emplazamiento Rusia protagonice espectaculares expediciones a la Luna y, posteriormente, a Marte. Pero, de momento, lo espectacular es el bochorno y las decenas de casos de corrupción.

Las palabras de Putin sirvieron para desatar una ofensiva gubernamental contra esta situación y hacer públicas las cifras de la vergüenza. Svetlana Petrenko, portavoz del Comité de Instrucción (investigación federal) anunció que ese organismo ha enviado a juicio 42 causas por violaciones en la construcción. “Se han dictado sentencias contra 58 personas, que recibieron penas de cárcel con un máximo de once años y medio”, explicó.

 

 

Aunque el cosmódromo tiene que estar terminado en el 2022, algunas de sus instalaciones ya se usan

El portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, puso las cifras del dinero. “En Vostochni se han sustraído 11.000 millones de rublos (157 millones de euros), de los cuales se han recuperado 3.500”, detalló.

Según Petrenko, hay otros 12 casos que todavía siguen su curso. Y la semana pasada se conocieron otros dos, sendas malversaciones de fondos de 13,8 y 242,6 millones de rublos en las que están involucrados directivos de dos empresas encargadas de construir el complejo de lanzamientos para los cohetes Angará, una lanzadera espacial que está desarrollando Rusia para poner en órbita grandes cargas.

Entre los condenados hasta ahora destaca Yuri Jrizman, jefe de la empresa constructora Dalspetstroi, que en febrero del 2018 recibió la máxima pena a la que se refería Petrenko: once años y medio de cárcel por apropiarse él solito de 5.200 millones de rublos (73 millones de euros). Junto a él otros directivos, como su hijo Mijaíl, fueron condenados a diversas penas. También había cargos políticos, como el presidente de la Asamblea regional de Jabárovsk, Viktor Chúdov, condenado a seis años.