Cuando las autoridades de aviación de Estados Unidos y Canadá finalmente ordenaron el miércoles dejar en tierra a los Boeing 737 MAX, luego de dos tragedias en menos de seis meses que dejaron un saldo de 346 muertos, lo hicieron citando información satelital sobre los patrones de vuelo de ambos aviones.
De acuerdo a esta información, habría razones para creer que tanto el vuelo 610 de Lion Air que se estrelló en octubre en Indonesia como el 302 de Ethiopian Airlines que se accidentó el domingo cayeron a tierra por la misma causa, de acuerdo a un reporte de The New York Times.
En especial, se hace referencia a los cambios bruscos en la velocidad vertical, es decir la tasa de ascenso y descenso de altitud medida en pies por minutos, que experimentaron ambos Boeing 737 MAX 8 poco después del despegue y antes de estrellarse.
Las dos aeronaves eran nuevas y habían sido recibidos poco tiempo antes por las aerolíneas, y en los dos casos se apunta a un problema con el sistema MCAS, que corrige automáticamente la oscilación de la nariz del avión a pesar del trabajo del piloto.
El ministro de Transporte de Canadá, Marc Garneau, citó específicamente esta información sobre la velocidad vertical recolectada por Aireon y difundida por FlightRadar24 para sustentar la decisión de su país.
En especial se tuvo en cuenta oscilaciones entre ascensos y descensos que duraron más de 20 segundos, cuando los movimientos naturales de un avión en vuelo, por turbulencia y otros efectos, no suelen durar más de ocho segundos o menos de un minuto. Lo que ocurre en el medio de ese rango es difícil de explicar, salvo que se trate del MCAS, indicó R. John Hansman Jr., profesor de aeronátucia en el Instituto Tecnológico de Massachussetts (MIT) al New York Times.
Las oscilaciones de entre 15 y 20 segundos fueron detectadas en ambos vuelos, lo que podría sugerir la interferencia del MCAS.
Las investigación sobre lo ocurrido en Etiopía aún continúa, pero numerosos expertos creen que el accidente en Indonesia se produjo por esta interferencia del MCAS, que al recibir información errónea con respecto a la altitud y la velocidad inclinó la cabeza del avión hasta hacerlo estrellar.
Al repecto Don Thoma, ejecutivo de Aireon, indicó que la información recolectada por su compañía “ciertamente muestra que algo andaba mal con el avión, algo que deberían revisar”.