Pese a las reticencias de Donald Trump a dejar la Casa Blanca, Joe Biden ya ha puesto en marcha la formación de su gabinete, para dejar todo atado de cara a la toma de posesión en enero. Este pasado martes anunció a las personas que nominará para los más altos cargos del Gobierno.

En un gabinete diverso y que pretende satisfacer tanto a progresistas como moderados, y continuar con la senda que dejó marcada Barack Obama, el presidente electo ha escogido a cuatro mujeres con experiencia y renombre en sus respectivos cargos (y aún podría haber alguna más)

En caso de que estas nominaciones sean confirmadas por el Senado, sus principales retos para la legislatura serán: superar la pandemia y la crisis económica que ha producido, deshacer medidas de la ‘era Trump’ e intentar disminuir la polarización del país, acrecentada por las políticas migratorias del gobierno republicano y las tensiones de parte de la población con movimientos como el Black Lives Matters.

Janet Yellen: Tesoro

Una de las nominaciones más destacadas es sin duda la de Janet Yellen, expresidenta de la Reserva Federal que ha sido propuesta para dirigir la Secretaría del Tesoro. En caso de ser confirmada, Yellen, de 74 años, será la primera mujer en ocupar este cargo y romperá ese techo de cristal como ya hizo al ser la primera en presidir la Reserva Federal.

Janet Yellen.

Janet Yellen. Reuters

La economista consiguió un doctorado por Yale y, además de con Obama, también trabajó como presidenta del Consejo de la Casa Blanca de Asesores Económicos durante la presidencia de Bill Clinton. Es profesora emérita en la Escuela de Negocios Haas de la Universidad de California en Berkeley y su marido es George Akerlof, un economista galardonado con el Premio Nobel en 2001.

Yellen deberá afrontar la crisis económica originada por la pandemia. En este sentido, está especializada en economía laboral, por lo que los expertos de Wall Street la consideran una ‘paloma’, una economista más preocupada por el desempleo que por la inflación económica

En un momento de alto desempleo en EEUU, y seguidora de la teoría Keynesiana, Yellen parece apostar por continuar con la política de estímulos a trabajadores, hogares y negocios para superar la crisis.  

Avril Haines: Inteligencia

Otra de las novedades es Avril Haines, de 51 años, que se convertirá en la primera directora de Inteligencia Nacional del país. Haines estudió Física Teórica en la Universidad de Chicago y se doctoró en la Johns Hopkins. 

Avril Haines.

Avril Haines. Reuters

Al igual que Yellen, Haines sirvió en la Administración de Obama; en su caso como abogada de seguridad nacional. Además, fue subdirectora de la CIA entre 2013 y 2017 (la primera mujer en ocupar ese puesto), por lo que tiene experiencia en el trabajo con las agencias. 

Linda Thomas-Greenfield: ONU

Linda Thomas- Greenfield.

Linda Thomas- Greenfield. Wikimedia Commons

Afroestadounidense de 68 años, Linda Thomas-Greenfield, ha sido nominada como embajadora de EEUU ante las Naciones Unidas. Biden busca dar más relevancia al cargo y tiene como objetivo “restaurar el liderazgo estadounidense en el extranjero”, así como reforzar las relaciones con la Unión Europea, muy dañadas durante el mandato de Trump.

Aunque ya se había jubilado, Biden le ha pedido que vuelva a trabajar porque confía en sus 35 años de experiencia en el servicio exterior y su distinguida reputación. 

Thomas-Greenfield fue subsecretaria de la Oficina de Asuntos Africanos entre 2013 y 2017 y directora general del Servicio Exterior y de Recursos Humanos entre 2012-2013. Su servicio exterior incluye una embajada en Liberia (2008-2012) y diferentes puestos en Suiza (en la Misión de Estados Unidos ante las Naciones Unidas), Pakistán, Kenia, Gambia, Nigeria y Jamaica. 

Kamala Harris: Vicepresidencia

Por último, aunque no menos importante, está Kamala Harris, la primera vicepresidenta de EEUU y que, tal y como marca la legislación estadounidense, será también presidenta del Senado. Será la mujer más poderosa del país junto con otra demócrata, la presidenta de la Cámara de Representantes: Nancy Pelosi. 

Kamala Harris durante su primera intervención tras resultar elegida.

Kamala Harris durante su primera intervención tras resultar elegida. Reuters

Kamala Harris es experta en romper techos de cristal. Estudió Derecho y en 2003 fue la primera mujer negra en convertirse en fiscal de San Francisco. Siete años después volvía a ser la primera mujer negra en asumir el cargo de fiscal general del estado de California. En 2017 se presentó a senadora por California, siendo la primera afroamericana en representar a este estado en la Cámara Alta, donde se convirtió en un azote en el control al equipo de Trump. 

En 2020 aspiró a llegar a la presidencia de Estados Unidos, pero se retiró de la carrera en las primarias demócratas por problemas de financiación, aunque más tarde se unió al equipo de Biden.

¿Defensa?

Pero además, todos los medios apunta de que la revolución feminista de Biden podría llegar al Pentágono con el nombramiento de Michèle Flournoy como secretaria de Defensa

Fue el único cargo que Biden no anunció el pasado martes. No obstante, son muchos los que apuntan a que Flournoy, subsecretaria adjunta de Defensa para Estrategia durante el gobierno de Bill Clinton y subsecretaria de Defensa para Políticas con Barack Obama, sería la elegida.

Tiene mucha experiencia para el cargo y hubiera sido secretaria de Defensa si Hillary Clinton hubiera ganado a Trump hace cuatro años.

Michèle Flournoy en una imagen de archivo.

Michèle Flournoy en una imagen de archivo. Reuters

En caso de que finalmente la nomine, Flournoy, de 59 años, marcaría otro hito en la política estadounidense, ya que sería la primera mujer secretaria de Defensa. Estudió Relaciones Internacionales en la Universidad de Harvard y es la cofundadora del Center for a New American Security (CNAS).

Aunque parece la más indicada para dirigir el Pentágono, la tardanza de su elección puede deberse a la controversia que puede generar, debido en parte a su pasado en los puestos de Defensa. Flournoy apoyó la guerra de Irak en 2003, se mostró favorable a una intervención militar en Libia en 2011 y defendió el despliegue de 140.000 soldados estadounidenses y de la OTAN en Afganistán

Estos antecedentes bélicos difieren bastante de la estrategia que prefieren llevar a cabo otras secciones del partido, que optan por evitar los conflictos y no tener una política tan intrusiva en el exterior.