Cientos de personas se acumulan en el puerto de Ábaco en Bahamas para salir del caos y la desolación que ha dejado Dorian. También se aglomeran en el aeropuerto de la capital en Nassau. En sus maletas llevan las pocas posesiones que han podido salvar de la furia del huracán. De momento los pequeños aviones que despegan parten con las víctimas más vulnerables: enfermos y ancianos.
La incertidumbre se vive entre los desplazados. Muchos no saben a donde ir. Según la Cruz Roja, unas 13.000 casas podrían haber sido dañadas o destruidas por Dorian.
“Mi casa desapareció, mi coche desapareció. Ya tengo nada. Todo ha desaparecido”, destaca una de las víctimas del huracán.”Fue aterrador. Nadie quiere vivir lo que hemos pasado. La isla está acabada. Todo esta perdido”, apunta otra
Otros esperan a que lleguen nuevos suministros. Según la ONU, unas 70.000 personas necesitan asistencia humanitaria. Políticos y empresarios han solicitado a EEUU que flexibilice los requisitos para el visado de los bahameños para poder traer a sus familiares.
