A medida que la industria de la aviación comercial continúa su crecimiento alrededor del mundo, con mercados en desarrollo como China e India que alimentan la expansión de nuevos carriers, un nicho ultra elitista toma más fuerza con opciones de primera clase que buscan opacar incluso a los hoteles más exclusivos del mundo, con amenities impensadas hace solo unos pocos años.
Pero si hay algo que los modernos Airbus A380 o Boeing 787 Dreamliner no pueden hacer es competir en velocidad con naves supersónicas como el emblemático Concorde, desarrollado en conjunto por Inglaterra y Francia que operó entre los años 1976 y 2003. El avanzado superjet fue retirado luego de que el 25 de julio de 2000 el vuelo Air France número 4590 se estrellara poco tiempo tras despegar de Paris, matando a sus 100 pasajeros y nueve tripulantes.
Catalogado por expertos como el avión comercial más vanguardista y estéticamente perfecto de todos los tiempos, el Concorde marcó un récord el 1 de enero de 1983 al conectar a la ciudad de Nueva York con Londres en solo 2 horas y 56 minutos. ¿Pero como puede ser que en un mundo donde el hombre vive obsesionado con el mejoramiento constante hoy ese trayecto sea cubierto por naves de última generación en unas eternas 7 horas 5 minutos?
Al parecer, son varios en el mundo de aviación los que se están haciendo esa misma pregunta. Según consigna el periódico financiero The Wall Street Journal, gigantes de la talla de Boeing y start-ups de los EEUU se encuentran trabajando en proyectos que buscarán retomar el camino marcado por el avión de pasajeros supersónico original, pero con los avances de la era moderna y sobre todo con el foco puesto en que no sea otro fracaso a nivel comercial.
Una de las iniciativas más prometedoras es la de Boom Technology, una firma con base en Colorado que tiene intenciones de comenzar vuelos de prueba de una nave de tamaño reducido a fines del año próximo. Su objetivo principal es acortar el tiempo de vuelo actual entre Nueva York y Londres a menos de la mitad.
En caso de concretarse las ambiciones de fabricantes como Boeing y Lockheed Martin, colosos que también participan en la nueva carrera por los vuelos comerciales supersónicos, las rutas entre la costa del pacífico de los EEUU y Asia podrían ser completadas en el mismo día.
“Este era el futuro que nos había prometido” dijo al WSJ Steven Isakowitz, presidente de Aerospace Corp. un think tank sin fines de lucro que trabaja para el Pentágono. El experto asegura que distintos avances técnicos y una investigación “en extremo interesante” de la NASA habrían logrado reducida la onda de impacto y el sonido que se produce cuando la nave rompe la barrera del sonido.
“Será realizable” dijo Dennis Muilenburg, presidente de Boeing en una feria de aviación. El directivo espera que la tecnología supersónica sea viable “dentro de la próxima década” aunque el mayor desafío continúa siendo el económico. ¿Existen suficientes pasajeros dispuestos a pagar el precio para volar más rápido?