En el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) sucedió la noche del 20 de octubre lo que ya se estuvo incubando por más de una década: la división de la organización ante la imposibilidad de convivencia de dos liderazgos.
En un discurso en el que recordó cada punto que produjo el resquebrajamiento de la relación con el presidente Danilo Medina, el expresidente Leonel Fernández renunció a su condición de presidente del PLD y de inmediato lanzó La Fuerza del Pueblo como su nueva plataforma política con la que, según dijo, buscará aglutinar a la oposición y sacar del poder al sector que lidera el presidente Danilo Medina.
Para esto, expuso que tiene como meta hacer alianzas con otras organizaciones políticas, con la sociedad civil, con núcleos profesionales y con líderes sindicales y sociales para reconfigurar el escenario político nacional.
El exmandatario señaló, en un discurso divulgado en una red de medios, como una de las razones para salir del PLD el hecho de que el gobierno se ha convertido en un ente rencoroso y vengativo. “Es un gobierno que acosa, que silencia las voces que se le oponen, que presiona y que no se sonroja para atropellar”, dijo.
Allí narró que ha visto en Medina, desde las elecciones del 2000, “como característica, la obstinación frente a lo imposible”. “Fue la primera vez que puso en evidencia ese rasgo conductual, de no comprender los límites de las cosas, sino considerar que, por mera voluntad, todo es posible”, añadió.
Le encaró a Medina que no se integró a su campaña en el 2008, y sin embargo él sí lo apoyó en las difíciles situaciones del 2000 y evitó dividir al partido pidiéndole a su esposa Margarita Cedeño que no se presentara como candidata.
Reiteró su denuncia de fraude en las primarias del pasado 6 de octubre, donde fue proclamado candidato ganador el precandidato apoyado por Medina, Gonzalo Castillo.
En esta alocución hizo la salvedad de que no acusa a los miembros de la Junta Central Electoral de hacer el fraude que alega. “Nadie la ha acusado de haber causado ese fraude. Todo el mundo sabe que sus integrantes son personas íntegras y de respeto”, añadió.
Argumentó que ya el equilibrio partidista se resquebrajó y que la facción grupal, ahora en forma de categoría de Estado, se instaló en el Comité Político, “a través de la creación de un cenáculo que, para un partido de vanguardia, recibió un nombre extraño e inapropiado: la OTAN”.
Los definió como una “oligarquía de hierro”, completamente desconectada de las estructuras del partido, que se reúne siempre con anticipación para llevar sus propuestas previamente acordadas al máximo organismo de dirección política.
Argumentó que el predominio de ese estilo de conducta en los más altos niveles de dirección del partido, le hizo comprender que el PLD de Juan Bosch ya no existe.
También acusó al grupo liderado por Medina de haber desplegado un plan de descrédito en el 2015 en su contra, a lo que atribuyó la reforma de la Constitución realizada. Alegó que esa campaña se hizo con el único propósito de hacer viable la reelección presidencial.
Rememoró que a pesar de su oposición a dicha reforma, y “a pesar del diabólico plan de destrucción”, al que se ha referido, con la finalidad de mantener la unidad del PLD y de que se ganasen de nuevo las elecciones del 2016, puso en segundo plano sus “propios valores, creencias y forma de actuar “.
Criticó que se violara el pacto que aceptó un acuerdo de 15 puntos, firmado por todos los miembros del Comité Político.
El tres veces presidente de la República y fundador del PLD hizo un recorrido por sus 46 años de vida política en ese partido . “Ahora, guiado por el espíritu divino, me esperan otros caminos por transitar. En principio, la creación de un nuevo proyecto político: la Fuerza del Pueblo, que procurará conquistar por fuera lo que desde adentro nos fuera usurpado: la esperanza del pueblo dominicano por siempre construir un mejor futuro”, agregó.
Fernández dijo que ni con el fraude que asegura fue montado le pudieron ganar y afirmó que las 6:30 p.m., del 6 de octubre “entraron en pánico. Pisaron el acelerador y dejaron la huella del crimen”.
Deploró que se mantuvieran mesas abiertas hasta la 1:45 de la mañana del día siguiente a las votaciones y que se permitiera que en las distantes provincias del Sur votara el 70 por ciento de los electores, cuando el promedio nacional sólo alcanzó el 25 por ciento.