A lugares como el Parque Nacional de Yellowstone, el Gran Cañón o la Estatua de la Libertad, una serie de construcciones del arquitecto Frank Lloyd Wright ubicados en Estados Unidos se han sumado este domingo al listado de Patrimonio Mundial declarado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). Los ocho edificios, construidos en su mayoría en la primera mitad del siglo pasado, son patrimonio histórico estadounidense. El conjunto de las obras seleccionadas entre más de 400 diseños del maestro de la arquitectura norteamericana ha sido titulado “La arquitectura del siglo XX de Frank Lloyd Wright”. El comité explicó que los edificios seleccionados reflejan la “arquitectura orgánica” desarrollada por Wright, que incluye “un plano abierto, un desenfoque de los límites entre el exterior y el interior y el uso sin precedentes de materiales como el acero y el hormigón”.
En la cuadragésimo tercera reunión celebrada por el comité de Patrimonio Mundial, esta vez en Bakú, Azerbaiyán, Estados Unidos consiguió sumar una nueva obra (aunque sea un conjunto) a las 23 que ya estaban declaradas como patrimonio de mundial por la Unesco. Entre los edificios destacados de Wright (1867-1959), aparece el cilíndrico Museo Guggenheim de Nueva York, acabado meses después de su fallecimiento. El arquitecto concibió el edificio-espiral como un “templo del espíritu”. Otra edificación reconocida por el comité es el Unity Temple, una iglesia Unitaria Universalista ubicada en Oak Park, Illinois, y construida entre 1905 y 1907. La entrada al siglo XX fue un periodo muy fecundo en la carrera del arquitecto y esta fue su obra más famosa de aquella época: fue su iniciación con el hormigón armado y se atrevió a dejar a la vista la instalación eléctrica como parte del diseño.
“Cada uno de estos edificios ofrece soluciones innovadoras a las necesidades de vivienda, culto religioso, trabajo u ocio. El trabajo de Wright de este período tuvo un fuerte impacto en el desarrollo de la arquitectura moderna en Europa”, describe el comité de Patrimonio Mundial. Los otros seis edificios seleccionados incluyen la Casa Frederick C. Robie en Chicago; la Taliesin en Spring Green, Wisconsin; la Hollyhock en Los Ángeles; la Fallingwater en Mill Run, Pensilvania -que de una de sus terrazas nace una catarata que desemboca en el río-; la Taliesin West en Scottsdale, Arizona; y la primera Casa Herbert y Katherine Jacobs en Madison, Wisconsin. Esta última es considerada su inmersión el concepto unisoniano.
Wright comenzó a construir las casas usonianas a partir de 1934, como respuesta a la crisis económica en la que estaba sumergido EE UU después de la Gran Depresión. Los materiales eran naturales y de bajo coste, pensados para que las familias de la clase media pudieran acceder a las viviendas, que solían tener forma de L porque estaban construidas en sitios poco cómodos para una edificación tradicional. Los diseños eran sencillos, pero modernos, y el arquitecto los pensaba acorde al entorno natural en el que edificaban las casas. En esa época, Wright adelantó: “Un hogar estadounidense será un producto de nuestro tiempo, espiritual y psíquicamente. Será una gran obra de arte, respetada en todo el mundo, por su integridad, su valor real”. El maestro de la arquitectura estadounidense quería reflejar el espíritu de su país en sus construcciones, y que estas dialogaran con el exterior. Desde ahora parte de esa idea conforma la lista de los 1.092 sitios declarados Patrimonio Mundial.