Miles de ciudadanos evacuados, vuelos cancelados y estado de emergencia. La tormenta tropical Barry amenaza con convertirse en huracán mientras se acerca, cada vez con más fuerza a las costas de Luisiana. La población ya ha empezado a hacer acopio de comida, agua y gasolina. Los vientos avanzan a una velocidad de 65 millas por hora, pero lo que más preocupa a las autoridades son las posibles inundaciones. En la zona cero del peligro, Nueva Orleans, el alcalde pidió a los vecinos que no salieran a la calle más tarde de las ocho de la noche.
Barry levantará olas desde el Golfo de entre 60 y 120 centímetros, según datos de los expertos recogidos por France Presse, con lo que las aguas del río Misisipi podrían superar los seis metros de barrera que protegen la ciudad, de 400.000 habitantes. “Es la primera vez que un huracán impactará en Luisiana mientras el Misisipi se encuentra en un momento de inundación”, afirmó este viernes el gobernador del Estado, John Bel Edwards, al tiempo que alertaba del episodio de “lluvia extrema” que se avecina.