El presidente ruso, Vladimir Putin, tiene poco más de dos meses librando una guerra contra Ucrania, pero ha estado activo en el frente propagandístico durante mucho más tiempo. Y en América Latina, la maquinaria de desinformación de Rusia ha sido particularmente exitosa.
Actualidad RT, la filial en español del medio estatal ruso Russia Today, tiene más de 3.5 millones de seguidores en Twitter. Antes de que YouTube lo bloqueara, seis millones de personas seguían su canal en español. El alcance de RT en Facebook es aún mayor. En los últimos años, su versión en español ha sido más popular que su contraparte en inglés y ha impulsado de forma efectiva las narrativas predilectas de Rusia en América Latina, ha avivado el sentimiento antiestadounidense y elogiado regímenes autoritarios, todo bajo el velo de una plataforma supuestamente objetiva.
Apenas comenzó la guerra contra Ucrania, Actualidad RT y Sputnik Mundo, otro canal ruso, abandonaron cualquier pretensión de imparcialidad. Análisis recientes demuestran que ambos medios trabajaron en estrecha colaboración con las embajadas rusas en el mundo de habla hispana para amplificar la propaganda del Kremlin. Tanto los medios estatales rusos como sus misiones diplomáticas recurrieron a Telegram para promover la justificación bélica de Putin.
Para algunos de los propagandistas de RT, esto ha significado un incómodo ajuste de cuentas, o, más bien, un desenmascaramiento. Ya incapaces de afirmar tener el manto de la objetividad, varios han comenzado a dar marcha atrás y se están distanciando cuidadosamente del gobierno al que han servido por años.
Por ejemplo, está el caso de Inna Afinogenova. Nacida en el sur de Rusia, Afinogenova es una comunicadora carismática en español, un idioma que habla con notable fluidez. Ascendió hasta convertirse en la mayor estrella de Russia Today en América Latina. “Es la voz en español de la propaganda rusa”, me dijo Iria Puyosa, investigadora principal del Laboratorio Digital de Investigación Forense del Atlantic Council.
A través de los años, Afinogenova ha producido videos desenfadados burlándose del propio concepto de propaganda rusa y de las denuncias de interferencia electoral en América Latina. Ha criticado al líder de la oposición venezolana Juan Guaidó y defendido al dictador de Venezuela, Nicolás Maduro.
En los meses previos a la invasión, Afinogenova utilizó su plataforma en RT para descartar la posibilidad de un ataque ruso. “Llegará enero, después febrero, marzo, pasará el 2022 y es seguro que, en los grandes medios, de cuando en cuando seguirán leyendo que la invasión rusa a Ucrania es inminente”, publicó Afinogenova en diciembre. “Quienes seguimos de cerca este conflicto sabemos que quienes insisten una y otra vez en advertir de una ‘inminencia’ que nunca llega no lo hacen por ignorancia sino porque lo tienen perfectamente calculado”.
Tras la invasión rusa a Ucrania, Afinogenova, por lo general una ávida usuaria de Twitter, se quedó en silencio. Una semana después de que comenzara la guerra, publicó un hilo desafiante en el que criticó el “bloqueo” contra los medios estatales de Rusia. “FINALMENTE encontraron un motivo para acabar con todo atisbo de relato incómodo”, tuiteó.
Finalmente, la semana pasada, tras 70 días de la brutal guerra que solía descartar, Afinogenova publicó un video en español en YouTube. “Me estoy grabando yo sola (…) no habrá gráficos ni efectos especiales a los que están acostumbrados”, afirma. “Es verdad que les debo una explicación”. Afinogenova procede entonces a anunciar su renuncia de Russia Today. “Básicamente no estoy de acuerdo con esta guerra”, explica. “Nunca voy a estar de acuerdo con ninguna guerra que afecte a la población civil, nunca la voy a entender, nunca la voy a justificar”. Afinogenova luego parece insinuar la verdadera naturaleza de Russia Today: “No voy a entrar en si el medio en el que he trabajado durante todos estos años lo hace o no. La verdad es que ni lo sé. Hablo por mí: yo no voy a hacer propaganda de guerra”.
¿Cómo se supone que debemos reaccionar ante el cambio de opinión de Afinogenova? (Le envié varios mensajes en Twitter en busca de comentarios, pero no obtuve ninguna respuesta).
Kevin Rothrok, jefe de redacción del sitio independiente de noticias ruso Meduza, advierte contra el hecho de empatizar con figuras de propaganda como Afinogenova. “Ella no es un caso pequeño, de poca importancia”, me dijo. “Con más de un cuarto de millón de seguidores, es plenamente culpable”. Puyosa concuerda. “No es creíble que haya renunciado porque se opone a las guerras en general”, argumenta. “Ha sido periodista de RT desde hace 12 años. Durante ese período, Rusia ha estado involucrada en muchos conflictos bélicos”.
Rothrok ve un patrón: “Te darás cuenta cómo las personas que abandonan RT de forma pública, por lo general intentan absolverse argumentando que ‘el otro lado’ es malo, pero que han decidido finalmente que RT también es malo”.
“En el video donde Afinogenova anuncia su renuncia, repite los puntos clave de la propaganda rusa contra Ucrania, Europa y Estados Unidos”, me dijo Puyosa. “Cuando uno escucha eso, uno se podría preguntar si existe un sector en Rusia que proponga detener la guerra dado su efecto político de fortalecer a la OTAN y este es un episodio preparatorio para eso. O quizás se trata de algo mucho más simple: eliminar la etiqueta de ‘medios afiliados al Estado’ de sus cuentas e incrementar su alcance”.
Sin embargo, ¿podría un propagandista construir una exitosa cantidad de seguidores en una plataforma occidental?
Desempleada súbitamente, Afinogenova ya está buscando una oportunidad. “Sepan que esto ya no lo financia ningún gobierno malvado”, dice al final de su video. “Pero si hay alguien, del eje del mal obviamente, que quiera colaborar, estoy abierta a las propuestas. Bueno, esto es broma obviamente”.
Ojalá la propaganda fuera cosa de risa.