Satisfacer la exorbitante demanda de cerveza y refrescos durante la Copa del Mundo no es cosa fácil, sobre todo cuando el norte de Europa conoce una inusual escasez de dióxido de carbono.
La situación no parece mejorarse. La reciente ola de calor en Europa solo agravó la situación, provocando un incremento de las ventas de bebidas, según Gasworld, una revista del sector.
Este déficit se debe al cierre de varias centrales de amoníaco, una de las mayores fuentes de CO2 de categoría alimenticia en el continente. Como todos los años, estas instalaciones requieren mantenimiento, pero en 2018, la duración de estos trabajos supera el tiempo habitual, explica Gasworld.
Según la revista, Reino Unido fue el país más afectado, operando con solo una central de CO2 ayer y dependiendo en gran medida de las importaciones de Escandinavia y de los Países Bajos.
La escasez de CO2 es tan grande que ha comenzado a afectar a los productores de cerveza de este país, confirma la British Beer and Pub Association (Asociación Británica de Cerveza y Pubs).
Actualmente, la mayor parte de Europa Continental y de Europa del Norte se encuentra batallando para abastecer la demanda. La situación es aún más crítica desde el anterior fin de semana, después de que dos centrales importantes fueran desconectadas.
El director general de la British Soft Drinks Association (Asociación Británica de Refrescos), Gavin Partington, confirma estas dificultades: “La escasez de CO2 en el norte de Europa está afectando diferentes empresas del sector de la alimentación y de las bebidas”.
Partington también afirma que, para hacer frente a la crisis, “los productores de refrescos en Reino Unido están tomando medidas para mantener su servicio a los clientes, trabajando con sus proveedores para disminuir el impacto y buscando soluciones alternativas”.
Aunque la situación en sur de Europa es menos grave, se estima que la escasez de CO2 en el norte del continente se prolongue por lo menos hasta finales de junio.