Por Dr. Víctor Garrido Peralta
Nuestras múltiples publicaciones a la luz de la aparición del SARS-CoV-2 en la provincia de Wuhan, China, el 31 de diciembre de 2019, no se fundamentan en el “yo creo y pienso” de prácticas de salud de siglos pasados, más bien son el fruto de resultados biológicos, imágenes, horas de estudio y de la experiencia adquirida como testigo presencial del buen hacer de gobiernos asiáticos en la utilización de medidas de contención, con extraordinarios resultados.
La solicitud realizada por el presidente Medina de prolongar la cuarentena, pura y simplemente como se ha venido implementando, no la compartimos. Numerosas causas nos mueven a rechazarla, especialmente al observar gente aglomerada desde el primer día en que se llamó a cuarentena realizando compras, pagos o recogida de las reparticiones de miseria (tarjetas de ayuda y alimentos), sabiendo que esto último se podría realizar por medios más seguros. Peor aún, esa arcaica metodología de reparto y gestiones personales no contempla la debida señalización en el suelo de los 6 pies de distancia que se deben guardar entre personas, ni tampoco se observa entre el cliente y el personal de servicio. Parecería que el virus sólo se diseminara en horario vespertino.
Debemos rechazar el encierro cuando vemos cómo desfavorablemente se le permite a un individuo convocar y realizar una caminata desde Santo Domingo hasta Puerto Plata sin ser detenido, dolorosamente asistido por la Policía Nacional, Intrant, 911 y el Ministerio de Obras Públicas. Rehusamos el recogimiento solicitado, pues los ciudadanos que no lo cumplen son apresados violentamente, hacinados en camionetas y en lugares de encierro sin previsión de propagación del virus, con consecuencias mínimas por incumplimiento.
Es desalmado encerrar a más de 10 millones de ciudadanos sin potencialidad de transmitir el SARS-CoV-2, cuando hemos vivido la costo/efectividad del aislamiento selectivo de personas y áreas geográficas que sí lo requieren, con monitoreo estricto, alojamiento, comida y demás gastos que bien pueden ser cubiertos por las ARS. ¿Cómo sabremos cuándo es el momento de reabrir esos puntos específicos del país?
Existen cuatro parametros de referencia que las ciudades deben alcanzar antes:
1. Los hospitales deben poder tratar de manera segura a todos los pacientes que necesitan hospitalización sin recurrir a los estándares de crisis.
2. Los estados deben poder al menos evaluar a todos los que tienen síntomas.
3. El Estado puede controlar adecuadamente los casos y contactos confirmados.
4. Tiene que haber una reducción sostenida en los casos durante al menos 2 semanas. Sin embargo, ni siquiera estamos cerca de lograr ninguno de estos criterios. Al levantar la cuarentena antes de lograr lo anterior, entonces nos encontraríamos con un resurgimiento del virus.
Resulta absurdo pedir al Congreso Nacional que extienda el periodo de exención, ya que no se aíslan por 15 días a los contactos de los pacientes positivos, aún sin presentar síntomas. La supervisión de tal cumplimiento se puede realizar incluso por una aplicación instalada en el teléfono celular del paciente, quien recibiría multas enormes de violar las instrucciones.
Contraproducente es exigir a la población 25 días más de encierro sin que el Estado dominicano haya tomado el control de la producción, distribución y venta racionalizada de mascarillas en farmacias y boticas populares, pudiendo incrementar su manufactura valiéndose de los militares.
Insólito sería solicitar a todos los habitantes de nuestro terruño confinarse en sus viviendas 25 días más sin que toda la publicidad estatal esté dirigida a la instrucción ciudadana sobre la pandemia.
Impensable viene a ser pedir a los sectores productivos de la nación que acepten 25 días más de clausura cuando no se exigen la toma de temperatura y desinfección de manos antes de entrar a lugares públicos y privados, requiriendo por el contrario el uso de guantes, los cuales dan una falsa seguridad, pues está demostrado que la enfermedad tiene tres puertas de entrada al cuerpo (ojos, nariz y boca) no por la piel de la mano.
Aplicar distanciamiento social no es sólo cuarentena, es instruir a la ciudadanía, es implementar los mecanismos, es facilitar su cumplimiento, es salud.
Sea Cristo derramando su misericordia sobre la República Dominicana.
Sin prisa pero sin pausa…¡Llegaremos!