Menos participación y menos disturbios. Este es el balance provisional del quinto sábado consecutivo de manifestaciones de los chalecos amarillos, el movimiento que en menos de un mes ha provocado la peor crisis del presidente Emmanuel Macron y lo ha forzado a rectificar su política.
Después del anuncio, esta semana, de una serie de medidas para calmar la revuelta, y de un atentado terrorista en Estrasburgo que dejó cuatro muertos y restó presencia mediática a las protestas, el número de manifestantes y de detenidos en París ha disminuido. A primera hora de la tarde, unos miles de chalecos amarillosprotestaban en los Campos Elíseos de la capital francesa. La policía, que ocasionalmente usó gases lacrimógenos y cañones de agua para dispersar a los congregados, había detenido a unas 85 personas.