Irlanda ha presentado un plan para convivir con el coronavirus durante los próximos seis meses. Tiene cinco niveles de alerta. Por el momento, el país está en nivel dos, lo que supone la apertura de escuelas, restaurantes, pubs y gimnasios, aunque en Dublín, donde los casos se han multiplicado por diez en los últimos dos meses, las reglas son más estrictas.
El caso sospechoso de COVID-19 del ministro de Salud obligó al Gobierno en pleno a aislarse. Tras dar negativo, los ministros se han fotografiado juntos para mostrar que todo va bien.
Polémica en el Reino Unido por la escasez de test de COVID
En el Reino Unido, el enfado crece ante la escasez de test de COVID-19, hasta el punto de que el Gobierno ha decidido dar prioridad a los enfermos graves y a los ancianos. Muchos británicos con síntomas, algunos en sectores clave como la educación, se quejan de que no pueden obtener una cita para realizarse un test o que el centro más cercano está a cientos de kilómetros de distancia.
“La mayoría de la gente puede hacer la prueba cerca de su casa -se defendió en el Parlamento el ministro de Salud, Matt Hancock-. La distancia media hasta el centro de test es ahora de 9 kilómetros, frente a los 10 de la semana pasada. Pero toda la Cámara sabe que nos enfrentamos a desafíos y estamos trabajando para arreglarlos”.
UNICEF pide que no se cierren los colegios
Los colegios europeos han reabierto casi al unísono, pese a que la COVID-19 avanza con fuerza y está obligando a algunos países a tomar de nuevo medidas. UNICEF advierte de que el cierre de los centros escolares debería ser el último recurso.
“Cuanto más tiempo permanezcan cerradas las escuelas, más perjudiciales serán las consecuencias, especialmente para los niños de los entornos más desfavorecidos que, además de aprender, dependen de la escuela para la salud, la seguridad y, en algunos casos, la nutrición”, explicó Audrey Azoulay, directora general de la UNESCO.
Suecia levanta una de las pocas restricciones impuestas
Suecia va a levantar una de las pocas restricciones impuestas: la prohibición de las visitas a las residencias de ancianos, donde se han registrado la mayoría de las 3.400 muertes por la epidemia.
El modelo sueco, sin prohibiciones y basado en la responsabilidad individual, ha sido y sigue siendo objeto de debate.