Los miembros de la comisión, los contraalmirantes retirados Adolfo Trama y Alejandro Kenny y el capitán de navío, Jorge Bergallo, harán ahora una prueba hidráulica con la misma pieza pero del submarino Santa Cruz en una universidad para determinar si es posible que por un falla o el mal cierre de esa válvula se haya filtrado agua de mar que haya caído sobre las baterías y provocado un cortocircuito, indica el periódico.
De ese desperfecto eléctrico se podría haber producido una chispa que hizo explotar al hidrógeno que se había acumulado en el submarino en medio de la tormenta del 15 de noviembre de 2017.
El dato está incluido en un adelanto del informe final que los tres marinos retirados entregaron al ministro de Defensa, Oscar Aguad, revelaron a Clarín fuentes militares.
Esa válvula se conecta con el snorkel y durante la navegación tiene que estar siempre cerrada por cuestiones de seguridad.
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La hipótesis se basa en dos datos del día de la desaparición del submarino.
El 15 de noviembre el submarino informó que había salido a superficie por haber tenido un cortocircuito en el llamado “balcón de barras de baterías de proa”.
Informó también que una vez finalizada la carga de aire —en superficie con el snorkel— volvería a inmersión.
El día de su desaparición, el submarino San Juan, que llevaba 44 tripulantes, reportó su última posición a 432 kilómetros de la costa a la altura del Golfo de San Jorge (sureste), cuando navegaba en aguas del océano Atlántico desde Ushuaia a su atracadero habitual en la Base Naval de Mar del Plata.