PARÍS. El número de menores víctimas de abusos sexuales en la Iglesia católica en Francia desde 1950 puede llegar “al menos a 10 mil”, según un cálculo provisional anunciado por el presidente de la comisión independiente encargada de la investigación.
En junio, la comisión había estimado “tres mil víctimas” en un primer recuento realizado a partir de las llamadas telefónicas recibidas tras su petición de testimonios. Una cifra que “ciertamente no refleja la totalidad”, dijo su presidente, Jean-Marc Sauvé, quien agregó que “es posible que esta cifra se eleve al menos a 10 mil”.
“10 mil ya es mucho, pero es un nivel bajo y todavía estamos lejos de la verdad”, dijo Jean-Pierre Sautreau, presidente de una asociación de víctimas.
“A menudo los hechos se remontan a los años 50 y desde entonces la gente ha muerto o, con 80 años, ya no está de humor para hablar”, añadió.
El presidente de esta comisión afirmó en junio que la cifra de agresores podría evaluarse en mil 500, pero esta vez no avanzó nuevas cifras.
“En algunas congregaciones católicas y comunidades religiosas se instauró un auténtico sistema de abusos (…) Pero se trata de una minoría”, declaró.
Esta comisión de investigación independiente, creada en 2018 por la Conferencia Episcopal francesa y las congregaciones religiosas tras numerosos escándalos de abusos, entregará sus conclusiones a finales de septiembre.
El informe también se pronunciará sobre cómo “la institución en su conjunto ha incumplido con sus responsabilidades” y evaluará “su actuación, la oportunidad o la pertinencia de sus respuestas”.
Porque, dijo, “los abusos adquirieron una dimensión institucional”. La iglesia católica en todo el mundo se ha visto sacudida por una ola de escándalos de abusos de menores, que han dado lugar a la apertura de investigaciones judiciales.
En Francia, uno de los casos más sonados es en del ex cura Bernard Preynat, que abusó sexualmente de unos 70 niños scouts entre los años 1970 y 1990, y que fue condenado en marzo de 2020 a cinco años de cárcel. Este caso, revelado en 2015, salpicó a la máxima autoridad de la Iglesia francesa, el cardenal Philippe Barbarin, quien fue absuelto.