A medida que las apariciones públicas del presidente Jovenel Moïse se desvanecen de la escena en medio de la conmoción política, decenas de personas de partidos viejos y nuevos se disputan el cargo aprovechando el malestar generalizado.

Van desde el dueño adinerado de una cadena de verdulerías que no tiene la menor experiencia política hasta dirigentes opositores veteranos que buscan consolidar su presencia.

Moïse asumió en febrero de 2017, le quedan más de dos años de mandato y dice que no renunciará, pero los manifestantes juran continuar las marchas violentas que han cerrado negocios e impedido que 2 millones de niños vayan a la escuela desde hace dos meses. Unas 20 personas han muerto en la protestas provocadas por la corrupción, la inflación creciente, así como la escasez de combustibles y otros artículos de primera necesidad.

“Es un país totalmente disfuncional”, dijo Benzico Pierre, del instituto de investigaciones Centro para la Promoción de la Democracia y la Educación Participativa. “Nadie confía en las instituciones”.

Así lo reconoció el presidente del Senado, Carl Murat Cantave, al decir en un discurso por TV el martes que la crisis de Haití se está “pudriendo”.

Exhortó a Moïse a iniciar un diálogo y dijo que debe colocar todas las opciones sobre la mesa.

“El país necesita una auténtica reestructuración para poder avanzar porque todos los líderes han fracaso”, dijo. “En este momento solo el pueblo tiene legitimidad”.

Horas después del discurso de Cantave, la oficina de Moïse dijo en un comunicado que ha designado a siete personas encargadas de encabezar discusiones en busca de una solución a la crisis. Uno es el ex primer ministro Evans Paul, quien dijo recientemente a The Associated Press que en su opinión Moïse tiene varias opciones, como designar un primer ministro apoyado por la oposición y acortar su mandato.

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El miércoles, dirigentes opositores rechazaron la declaración de Moïse y convocaron a una gran marcha para el viernes.

En sus primeras declaraciones públicas sobre la situación actual, la embajadora estadounidense Michele Sison dijo a la AP que el país necesita un gobierno funcional capaz de responder a las necesidades apremiantes de la gente. Exhortó a todos los funcionarios electos _presidente, diputados y senadores_ a colaborar para acordar una salida pacífica.

“Exhortamos a las distintas partes interesadas a dialogar de buena fe, un diálogo iniciado y conducido por haitianos”, dijo la diplomática.

Moïse también llamó al diálogo y la unidad hace casi dos semanas en un discurso televisado a las 2 de la madrugada, para mayor furia de los haitianos. Desde entonces no ha vuelto a hablar públicamente y apareció brevemente frente a un comercio llamado Nick’s Exterminating el jueves pasado para estrechar las manos de un puñado de vendedores en Puerto Príncipe.

Los dirigentes opositores rechazan cualquier sugerencia de diálogo y dicen que solo quieren la renuncia inmediata del presidente.

Entre los dirigentes de la protesta se encuentra una coalición opositora llamada Sector Democrático y Popular, uno de cuyos miembros es el abogado André Michel, uno de los 70 candidatos de la elección presidencial de 2015. El miércoles dijo a la AP que la comisión anunciada por Moïse no tiene credibilidad.

“Un jefe de estado que se respeta y respeta a su pueblo no crea, en época de crisis, una comisión de negociación con sus asesores y voceros. Esto no es serio”, dijo.

Varios senadores se han sumado a la coalición de Michel, entre ellos el senador Youri Lartotue, quien ha rechazado las denuncias de corrupción que le formuló Estados Unidos hace más de una década y que antes dirigió un partido aliado con el Tet Kale de Moïse.

“El presidente ha demostrado que es incapaz de gobernar”, dijo Latortue a la AP.

Observó que una empresa que pertenecía a Moïse apareció en una investigación del Senado que halló que enormes sumas de dinero de un programa venezolano de petróleo subsidiado fueron malgastadas durante el gobierno anterior. Moïse ha negado haber cometido falta alguna. La investigación también implicó a varios altos funcionarios del gobierno de Michel Martelly, quien precedió a Moïse y es un aliado de éste.

Los dirigentes opositores han creado una comisión de nueve miembros que sería responsable de supervisar una transición ordenada y ayudar a elegir al próximo presidente. Bajo la constitución, el titular de la Corte Suprema debe asumir en caso de renuncia del presidente. Éste fue designado por Moïse hace algunos meses.

Uno de los que aspiran a la presidencia es el conocido empresario Reginald Boulos, que era médico. Repitió los dichos de Latortue y dijo que Moïse debe renunciar.

“No hay manera de que el presidente recupere su credibilidad, su legitimidad”, dijo Boulos a la AP. Añadió que sus objetivos en caso de ser elegido incluyen la redistribución de la riqueza y una mayor inversión en la agricultura”.

Muchos haitianos dicen que están dispuestos a aceptar un nuevo gobernante, pero advierten que lo vigilarán estrechamente.

“No trabajan para los más débiles”, dijo el activista Claude Toussaint.

Muchos manifestantes, como Pascéus Juvensky St. Fleur, dicen que no se reclama solamente el reemplazo del mandatario, sino el cambio de un sistema que margina a muchos de los 11 millones de habitantes, el 60% de los cuales ganan menos de dos dólares diarios y el 25% menos de un dólar diario.

St. Fleur mostró un ejemplar gastado de la constitución al afirmar que el Artículo 35 garantiza la libertad de trabajar y que solo los haitianos todos juntos pueden provocar un cambio.

“No es una persona, no es un régimen, no es un presidente, no es la oposición, no es la burguesía, somos nosotros quienes debemos hacerlo”, dijo. “Soñamos y queremos un Haití mejor”.