Un grupo de científicos, entre los que se incluye el prominente físico matemático Roger Penrose, de la Universidad de Oxford (un importante colaborador de Stephen Hawking), aboga por una versión modificada del Big Bang.
Según su teoría, no vivimos en el primer o único universo: hubo otros antes, en otros eones (divisiones mayores del tiempo). Como el nuestro, esos universos estaban llenos de agujeros negros. Y podemos detectar rastros de esos agujeros, muertos hace mucho tiempo, en la radiación cósmica de microondas (CMB, por sus siglas en inglés), el remanente radiactivo del violento nacimiento del actual universo.
De acuerdo con la teoría del tiempo y del espacio conocida como cosmología cíclica conforme (CCC), los universos burbujean, se expanden y mueren en secuencia, y los agujeros negros de cada uno dejan rastros en los nuevos universos que surgen luego.
En un nuevo artículo, publicado en la revista ArXiv, Penrose, junto con el matemático Daniel An, de la Universidad Estatal de Nueva York Maritime College, y el físico teórico Krzysztof Meissner, de la Universidad de Varsovia, argumentaron que esos rastros son visibles en los datos existentes de la CMB.
¿Cómo se forman esas huellas?
Daniel An explicó cómo esas huellas se forman y sobreviven de un eón al siguiente. “Si el universo sigue y sigue y los agujeros negros lo engullen todo, en cierto punto solo vamos a tener agujeros negros”, comentó el físico a Live Science.
Según la teoría más famosa de Hawking, los agujeros negros pierden lentamente parte de su masa y energía, a lo largo del tiempo, por causa de la radiación de partículas sin masa, llamadas gravitones y fotones. Si existe la radiación prevista por Hawking, “entonces lo que sucederá es que esos agujeros negros se reducirán gradualmente” y luego se desintegrarán por completo, dejando al universo una “sopa sin masa de fotones y gravitones”, detalló An.
El tiempo deja las marcas
Penrose dice que las huellas no son de los agujeros negros en sí mismos, sino de los miles de millones de años que esas regiones siderales gastaron en poner energía en su propio universo a través de la radiación de Hawking.
Esto significa que todo el tiempo que un agujero negro pasa disolviéndose a través de la radiación Hawking deja una marca. Y esa marca, hecha en las frecuencias de radiación de fondo del espacio, puede sobrevivir a la muerte de un universo. Si los investigadores pudieran detectar esa marca, entonces tendrían razones para creer que la visión CCC del universo es correcta.