MELBOURNE, Australia (AP) — Roger Federer no iba a rendirse con facilidad, por supuesto, sin importar el número de match points _hasta 7 acumuló su rival_, sin importar lo cansadas que tuviera sus piernas de 38 años, sin importar lo lentos que fueran sus servicios, sin importar sus imprecisiones.
Federer aún tiene juego para esas circunstancias. Y sigue buscando trofeos. Peleando hasta el último aliento en su pelea con un rival más joven, el estadounidense Tennys Sandgren, ofreció una espectacular remontada para llegar a las semifinales del Abierto de Australia por 15ta vez.
Pese a todos los indicios de que no estaba en su mejor forma durante buena parte del partido, Federer se impuso el martes al 100mo del ranking por 6-3, 2-6, 2-6, 7-6 (8), 6-3 en un emocionante duelo de cuartos de final que parecía haber terminado mucho antes de que así fuera.
“Durante un buen rato pensé que estaba sentenciado. Desde luego, con unos pequeños destellos en los que quizás no. De repente te das cuenta de algo: ‘no está acabado’”, dijo Federer, quien sólo una vez previa había ganado un partido tras afrontar hasta siete bolas de partido, igualando algo que hizo en 2003. “No fue hasta que gané ese cuarto set fue cuando pensé que podría darle la vuelta a esto”.
El astro suizo reveló posteriormente que arrastra una molestia en la ingle y que no está seguro si estará plenamente recuperado para su próximo partido. Le toca medirse contra el campeón vigente Novak Djokovic, quien abrumó 6-4, 6-3, 7-6 (1) al canadiense Milos Raonic para quedar 10-0 de por vida ante el subcampeón de Wimbledon en 2016.
Será el 50mo duelo entre Federer, que ha ganado 20 títulos en las grandes citas, y Djokovic, que tiene 16.
“Tremendo respeto por Roger, todo lo que ha conseguido en este deporte”, dijo Djokovic, antes de bromear sobre el partido del suizo, diciendo “espero conseguir al menos un match point”.
El serbio domina 26-23 en el historial directo con Federer, incluyendo sus últimos cinco duelos en los grandes.
“Roger es Roger. Sabes que siempre saldrá a jugar al máximo, sin importar la superficie”, dijo Djokovic. “Disfruta esta clase de partidos, las grandes rivalidades, las semis, las finales de los Grand Slams.
Los otros dos partidos masculinos de cuartos de final se disputan el miércoles: Rafael Nadal enfrentará a Dominic Thiem y Alexander Zverev jugará contra Stan Wawrinka.
En el cuadro femenino, Ash Barty se puso un paso más cerca de poner fin a una sequía de cuatro décadas para los australianos en su Grand Slam.
Barty, primera cabeza de serie, salvó puntos de set en el 11mo juego y en el tiebreaker antes de aprovechar su inercia contra la bicampeona de Wimbledon Petra Kvitova, y se impuso 7-6 (6), 6-2 en cuartos de final del Abierto de Australia.
La local se enfrentará ahora a Sofia Kenin, que llegó a semifinales de un major por primera vez tras derrotar 6-4, 6-4 a Ons Jabeur, 78va preclasificada.
Hay mucha expectación en torno a Barty, que aspira a convertirse en la primera mujer australiana desde Chris O’Neil, en 1978, que gana el Abierto de Australia. El primer major de la década podría poner fin a una espera de 42 años. Ningún hombre australiano ha ganado desde 1976.
Los cuartos de final del miércoles enfrentaban a la 4ta cabeza de serie, Simona Halep, con la 28va, Anett Kontaveit, y a la hispano-venezolana Garbiñe Muguruza con la 30ma preclasificada, Anastasia Pavlyuchenkova. Halep y Muguruza han ganado dos major cada una, mientras que Kontaveit y Pavlyuchenkova nunca han llegado a una semifinal del Gran Slam.
Luego de arrasar en el segundo y tercer sets, capitalizando que el saque de Federer mermó de un promedio de 112 mph a 105 mph — “No era tan potente como suele hacerlo”, mencionó Sandgren — y los errores no forzados de Federer alcanzaban los 30, el estadounidense se puso arriba 5-4 en el cuarto set.
Fue cuando Sandgren dispuso de sus primeras tres oportunidades para conseguir la victoria más importante de su carrera. Pero falló en cada uno. También contó con otros cuatro match points en el desampate, con 6-3, 6-4, 6-5 y 7-6.
“Honestamente, cuando me han dicho que fueron siete, quedé diciendo: ¡¿Qué??!’ … Pensé que fueron tres”, dijo Federer. “No tenía idea”.
“Ha levantado su nivel cuando quedó con la espalda contra la pared”, dijo Sangren, quien sólo pudo sacar en uno de sus siete puntos clave. “No me regaló nada”.