EFE, AFP y Reuters
PANAMÁ. Miles de personas han sido evacuadas en Nicaragua y Honduras ante la llegada de Iota, un huracán de categoría 5, la máxima posible, que ya se hizo sentir en estos dos países y aterroriza a una Centroamérica que no se recupera aún de la devastación causada por el ciclón Eta hace dos semanas.
Miles de personas fueron llevadas a albergues en varios países del istmo, mientras Iota tocaba tierra en el Caribe de Nicaragua con vientos, lluvias y marejadas.
El huracán afecta también Panamá y la colombiana isla de Providencia, que quedó incomunicada y donde provocó la muerte de una persona y graves daños. Nicaragua, El Salvador y Guatemala declararon alerta roja en todo su territorio.
Bilwi, la ciudad más poblada del Caribe Norte nicaragüense, ya sentía ayer la furia de Iota, con fuertes ráfagas de viento y lluvias intensas.
Asustados, cientos de indígenas miskitos y afrodescendientes habitantes del barrio El Muelle, en la costa de Bilwi, suplicaban ser evacuados.
El noreste de Nicaragua, una región extensa y poco poblada, con habitantes de las etnias miskito, sumos, garífonas, además de creole y mestizos, esperaba el impacto de Iota sin haber terminado de asimilar los efectos del huracán Eta.
En Honduras, Iota llegó con vientos y fuertes lluvias en los departamentos orientales de Gracias a Dios -de población miskita-, Colón, norte de Olancho y parte de Atlántida.
Ante el doble embate de huracanes, los presidentes de Guatemala, Honduras, Nicaragua y Costa Rica crearon un frente común y clamaron por ayuda de la comunidad internacional para reconstruir sus países, durante un encuentro virtual. El presidente de Guatemala advirtió que la región necesita la ayuda de los países ricos para evitar una mayor migración.