En este caso está en juego el denominado gasoducto Nord Stream 2, que pretende aumentar las entregas directas de gas ruso a Alemania y al resto de Europa a través del Mar Báltico. Un proyecto que, por tanto, privaría a Ucrania de los lucrativos impuestos de tránsito del gas, algo que podría debilitar la posición de Kiev en el futuro.
Sus promotores aseguran que ayudará a asegurar el suministro de gas de Europa a precios más bajos. Y señalan que la oposición frontal de Estados Unidos buscan, principalmente, vender su propio gas a los europeos.