Francotiradores y “escuadrones de la muerte”, bandas parapoliciales que circulan en motos y autos sin patentes “al servicio” del oficialista Frente Sandinista, están sembrando el terror en Nicaragua desde que comenzaron las protestas contra el régimen de Daniel Ortega, exigiendo su renuncia y la de su esposa, la vice Rosario Murillo. Un informe elaborado por una misión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que visitó Nicaragua entre el 17 al 21 de mayo pasado alertó de posibles ejecuciones extrajudiciales con francotiradores en algunas zonas del país, y “graves violaciones de derechos humanos”.
Y la semana pasada, el disidente sandinista Enrique Sáenz denunció en su blog que, desde que se suspendió el diálogo entre el régimen de Ortega y los manifestantes, auspiciado por la Iglesia Católica, hay “más muertos, heridos, más torturados y más desaparecidos” en varias ciudades que son asoladas “por los escuadrones de la muerte”.
“Por el tipo de armas (que usan) se sospecha que son policías disfrazados de civiles. Y si no son policías, resulta claro que cuentan con protección policial pues se mueven libremente con total impunidad”, acusó Sáenz.
AP
La crisis que comenzó el 17 de abril con protestas por una reforma al Seguro Social se agudizó debido al malestar general por la violenta acción de la Policía y fuerzas paramilitares contra manifestantes desarmados. Según cifras oficiales, 39 personas han muerto desde esa fecha, pero la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA registraba hasta el viernes 97 víctimas fatales, en su mayoría jóvenes estudiantes, con disparos en la cabeza, cuello o tórax. Pero organismos de derechos humanos nicaragüenses ubican esa cifra en 107.
Hace unos días, la Universidad Centroamericana (UCA) denunció un ataque a morterazos ejecutado en la madrugada y acusaron a parapoliciales encapuchados. Para Marcos Carmona, secretario ejecutivo de la no gubernamental Comisión Permanente de Derechos Humanos, las bandas que se movilizan en motocicletas y camionetas por las noches en los barrios de Managua, son una especie de “sicariato” instalado con el fin de intimidar a los ciudadanos para que no salgan de sus casas. Y denunció que al parecer la Policía “está protegiendo a estos grupos delincuenciales”.
“Esto, lo que está ocasionando es el caos, el terror, para que la gente no salga a las calles. Ese es el mensaje que le están mandando. El pueblo puede seguir protestando y se ha demostrado que las protestas son cívicas y pacíficas, el Gobierno debería de dejar que el pueblo se manifieste”, agregó.
Un policía dispara a una moto en Managua, Nicaragua, el 28 de mayo. AP
La violencia en Nicaragua parece no tener fin. Entre la noche del sábado y la madrugada de este domingo, al menos siete personas murieron y varias resultaron heridas o desaparecidas durante episodios de violencia en Nicaragua. Otros 12 jóvenes excarcelados denunciaron haber sufrido torturas durante su detención en celdas policiales. Gonzalo Carrión, director jurídico del no gubernamental Centro Nicaragüense de Derechos Humanos, dijo a dpa que entre los nuevos siete muertos figuran cinco manifestantes de la ciudad de Masaya, al sureste de Managua, incluyendo un adolescente de 15 años. “Todos los días están matando gente, a un promedio de tres personas por día. Es raro el día en que no se reportan muertos. La masacre continúa”, dijo Carrión y agregó que a esa muertes podrían sumarse dos más en Tipitapa, ciudad vecina a Managua, y otros en Estelí y Matagalpa.
El sacerdote Edwin Román, párroco de la iglesia San Miguel en Masaya, aseguró a los periodistas que Donald López, el adolescente de 15 años, “fue ejecutado” por una oficial que le disparó al pecho cuando estaba detenido e indefenso. “El joven le dijo: ‘si me vas a matar, mátame’, y la mujer policía lo ejecutó. Cayó enfrente de la parroquia San Miguel”, afirmó el religioso.
La violencia en Masaya fue denunciada por monseñor Silvio Báez, obispo auxiliar capitalino: “Más dolor y muerte en Masaya. Asesinado un adolescente. ¡No más disparos contra la población!”, dijo el religioso en un tuit.
Masaya, a 25 kilómetros al este de la capital, ha sido diezmada por saqueos e incendios y ayer amaneció con barricadas en todas sus calles y sin conexión directa con Managua debido a bloqueos en la carretera. El portal oficial “El 19” reportó el saqueo e incendio de una escuela secundaria en el centro de Masaya, muy cerca de la principal estación policial, y atribuyó el hecho “a grupos vandálicos de la derecha”. La situación también fue comentada por el secretario ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Paulo Abrao: “Los hechos en Masaya comprueban lo que estamos denunciando: una nueva frontera de la represión en Nicaragua con un escalonamiento de la violencia. Grupos armados necesitan ser desmantelados”, señaló.
Fuente: DPA, AFP y Clarín