CIUDAD DEL VATICANO. “Mea culpa” y la urgente necesidad de que la Iglesia “cambie ruta” en la gestión, hasta ahora fallida, de los abusos sexuales cometidos por miembros del clero, dominaron la primera jornada de la cumbre antipedofilia en el Vaticano, con la incertidumbre de cuándo podrá decidir efectivamente a las grandes y urgentes expectativas de las víctimas de estos delitos, y en particular el tiempo que será necesario para su entrada en vigor.
Los tiempos de la Iglesia son muy distintos a los de las víctimas. La cumbre convocada por el papa Francisco tiene como principal objetivo crear conciencia en la Iglesia sobre la necesidad de afrontar el flagelo de los abusos con decisión, adoptando “medidas concretas, y no solo condenas verbales”, cuya efectividad se verá sin embargo, con el pasar del tiempo.
Ante esta perspectiva, en la primera jornada de la histórica reunión, arrancó con un reconocimiento de las víctimas por parte del papa Francisco y con la publicación de 21 ideas sobre las que empezar a trabajar y pelear contra los abusos.
Las víctimas en cambio quieren respuestas rápidas y contundentes. “Queremos acciones inmediatas porque el tiempo de las palabras ya terminó”, afirmó a nombre de un grupo de víctimas el español Miguel Angel Hurtado.
El papa Francisco “no se toma en serio el problema”, dijo Hurtado, quien denunció haberlos sufrido por parte de un monje de la abadía de Montserrat (España), y que se mostró profundamente “decepcionado” en el primer día de la histórica cumbre de obispos para tratar sobre el asunto.
De igual manera, el chileno Juan Carlos Cruz, quien sufrió los abusos por parte del sacerdote Karadima, subrayó: “pedimos que se apliquen con rigor y urgentemente las leyes… Que estos criminales sean entregados a la justicia, tanto los que cometen abusos, como quienes los encubren”.
Cabe señalar que Benedicto XVI elaboró un protocolo, que establece la denuncia ante la justicia civil, su suspensión del ministerio sacerdotal, el inicio en su contra de un proceso canónico y en el caso de ser declarado culpable su expulsión del sacerdocio, ademas de la asistencia a la víctima.
Sin embargo, como se ha demostrado ampliamente, en muchos casos estas normas no han sido aplicadas, con el virus de la pederastia clerical que se ha extendido de manera impresionante.
Ésta cuestión de la diversidad del tiempo necesario para la Iglesia respecto al de las víctimas, será sin duda un reto más en esta cumbre.