La Policía se ha visto obligada a usar gases lacrimógenos contra una multitud que ha intentado irrumpir este sábado en el edificio del Parlamento de Líbano, culpando a las autoridades por la trágica explosión en Beirut. Los manifestantes intentaron romper barricadas y arrojaron piedras.
Muchos de los manifestantes inconformes con la situación, usando máscaras faciales, arrojaron objetos contra las fuerzas de seguridad y se niegan a retirarse.
Grupos enfurecidos tomaron bajo su control varios ministerios, incluido el Ministerio de Exteriores del Líbano. Los asaltantes proclamaron la Cancillería como su sede y quemaron el retrato del presidente del país, Michel Aoun.
Al menos 238 personas resultaron heridas esta jornada durante los enfrentamientos y 63 de ellas fueron trasladadas a hospitales, según la Cruz Roja libanesa. Además, un oficial de policía murió en las protestas, sostuvo un portavoz de institución policial.
Las imágenes muestran a oficiales antidisturbios, equipados con escudos, avanzando para dispersar a la multitud en las calles centrales, mientras el gas lacrimógeno se dispersa en el aire.
Además, se oyeron disparos en el lugar donde se desarrollaban las manifestaciones en el centro de la capital. La Policía confirmó que se dispararon balas, aparentemente de goma.
En el área también aparecieron vehículos de emergencia para prestar atención a los heridos.