La Iglesia católica de Brasil celebró el sábado el feriado nacional por el día de Nuestra Señora de Aparecida, la virgen morena y patrona del país, con un mensaje de duro tono opositor al presidente Jair Bolsonaro, en momentos en que el Sínodo para la Amazonia, organizado por impulso del papa Francisco, agita las relaciones entre el gobierno brasileño y el Vaticano.
“La derecha es violenta, es injusta, estamos fusilando al Papa, al Sínodo”, dijo en misa el arzobispo Orlando Brandes en Aparecida, la ciudad del interior de San Pablo que alberga el principal santuario católico del país con la mayor población católica del mundo.
En una ceremonia repleta de alegorías en defensa de la preservación de la naturaleza, Brandes comenzó la misa con el pedido de “una salva de palmas para el Sínodo de la Amazonia”, el encuentro convocado por el Papa que tiene como objetivo acelerar la evangelización de pueblos que habitan en la selva, especialmente indígenas, y proteger al medio ambiente.
La región amazónica es vista como el último terreno de disputa por fieles entre la Iglesia católica y los cultos evangélicos, aliados estrechos de Bolsonaro, quien se declara católico.
“Precisamos de la vida ecológica, la vida natural, de la vida de la casa común. Bendito sea el sínodo de la Amazonia, que está pensando en la vida de aquellos árboles, de aquellos ríos, de aquellos pájaros, pero principalmente de aquellas poblaciones”, dijo el arzobispo, quien pidió que en Brasil “nuestros niños no mueran más por una bala perdida”.
El religioso también se refirió a la corrupción, “que quita el pan de nuestra boca y aumenta las desigualdades sociales”, y al desempleo, del que dijo que la virgen de Aparecida “no puede estar alegre con hijos e hijas no teniendo cómo sobrevivir cada día”.
a imagen de la virgen fue llevada al santuario cargada sobre un carro junto a plantas y el diseño de un árbol con flores cuya copa simbolizaba dos manos abiertas. Junto a la virgen, apareció un globo terráqueo y, simultáneamente, la voz de la popular cantante María Bethania interpretando un Ave María ambientalista. “Ruega por nosotros, los pecadores. Bendice estas tierras morenas. Sus ríos, sus campos y las noches serenas. Bendice las cascadas y las mariposas que adornan los bosques”, dice la canción.
Previamente, un grupo de mujeres recorrió el santuario con imágenes de tucanes, y un coro de niños acompañó la voz de otro importante artista de Brasil, Milton Nascimento, entonando una canción de un pueblo indígena de la Amazonia. “Mi bosque de joyas tiene agua, tiene aquella inmensidad, tiene sombra de bosque, tiene la luz del corazón”.
Bolsonaro, horas después, tal como estaba programado en su agenda, concurrió al Santuario de Aparecida y saludó a Brandes con un apretón de manos. Allí, el presidente escuchó del obispo un discurso más conciliador, que incluyó también críticas a la izquierda.
Hasta ahora, Bolsonaro evitó responder a las críticas de la Iglesia sobre sus políticas ambientales, caracterizadas por una defensa a ultranza de la explotación agrícola, ganadera y mineral en la Amazonia, incluso en áreas hoy preservadas como las reservas indígena, como forma de impulsar el desarrollo.
Pero el vicepresidente Hamilton Mourao, quien se encuentra en Roma para asistir a la ceremonia de canonización de la Hermana Dulce, la primera santa brasileña, dijo en la capital italiana que es responsabilidad del gobierno de Brasil “preservar y proteger la Amazonia”, y que “en ningún momento” la administración de Bolsonaro “puede juzgar que el Papa es enemigo”.