El régimen cubano comenzó a racionar la venta de pollo, huevo, arroz, frijoles, jabón y otros productos básicos debido a la grave crisis económicaque enfrenta el país, informaron las autoridades.

Se aplicarán diversas formas de distribución para hacer frente a la escasez, indicó el viernes la ministra de Comercio Interior, Betsy Díaz Velázquez, en una comparecencia en la televisión cubana. La funcionaria culpó del problema al endurecimiento del embargo por parte del presidente Donald Trump, que obligaba a buscar alimentos y suministros en mercados más alejados.

Los economistas consideran que también se debe a una caída en la ayuda desde Venezuela mientras el régimen reconoce que la industria local es insuficiente.

“Nosotros llamamos a la calma”, dijo la ministra. “Es un producto que tiene aseguramiento desde la producción nacional y un complemento desde las importaciones”.

Díaz explicó que se busca una distribución racional y que la regulación de las cantidades de mercancía que cada persona pueda comprar permita enfrentar a los acaparadores o los revendedores que llegan a las tiendas y adquieren todo dejando a la mayoría de la población sin nada.

Transeúntes en una zona comercial de La Habana, (REUTERS/Alexandre Meneghini)

Transeúntes en una zona comercial de La Habana, (REUTERS/Alexandre Meneghini)

Las tiendas minorista de alimentos en Cuba son del Estado y venden productos cuyos precios oscilan desde los altamente subsidiados hasta los enormemente caros según los estándares globales.

La ministra dijo que el jabón, los huevos, el arroz, los frijoles, las lentejas y las salchichas se venderá en cantidades limitadas, todos productos baratos.Los bienes caros parecen no haber sido afectados, salvo el pollo.

Cuba importa unos 2.000 millones de dólares en alimentos y la escasez breve o intermitente de productos fue común durante años, pero en los últimos meses un número creciente de productos comenzó a desaparecer durante días o semanas. En los comercios pueden verse estantería vacías o largas colas. A veces la mercancía se termina cuando aún hay personas en las filas, ocasionando quejas.

“El país atraviesa un momento difícil… Es una medida correcta. A favor del pueblo porque si no vienen los acaparadores”, dijo a la AP, Lázara García, una empleada de una fábrica de tabaco de 56 años y quien indicó que gracias a ello había podido conseguir paquetes de salchichas luego de haber salido de su trabajo.