Por unanimidad y sin fisuras, el Partido de los Trabajadores de Brasil ha proclamado este jueves a su líder, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, como su candidato para las elecciones presidenciales de octubre, a pesar de la amenaza de inhabilitación que se cierne sobre él tras la ratificación de su condena por corrupción en una causa de la trama Petrobras.
La plana mayor del partido, fundado por el propio Lula en los años 80, se ha reunido en Sao Paulo en la sede de la Central Única de los Trabajadores, el sindicato vinculado a la formación, para celebrar un acto de vindicación del exmandatario, que ha sido recibido por sus simpatizantes con gritos de “Brasil urgente, Lula presidente” y “Lula guerrero del pueblo brasileño”.
“Yo acepto la indicación de precandidato del Partido de los Trabajadores“
“Yo acepto la indicación de precandidato del Partido de los Trabajadores”, ha declarado Lula durante la reunión, aunque ha advertido de que hay “otros candidatos y van a intentar crear obstáculos”. De hecho, tiene abiertas hasta siete causas por la Justicia brasileña, la mayoría por corrupción y en el marco del caso Petrobras.
Así, con la perspectiva de su inhabilitación en mente, ha llamado a la militancia a movilizarse al margen de quien sea el candidato del Partido de los Trabajadores: “Espero que la candidatura no dependa de Lula. Solo tiene sentido si ustedes son capaces de hacerla, aunque haya un hecho indeseado”, ha subrayado.
Una llamada a la lucha
Su nominación como candidato, de hecho, no es oficial, puesto que la ley electoral brasileña no autoriza a proclamar a los candidatos de las elecciones presidenciales hasta el 20 de julio. Pero Lula, de 72 años, ha dejado claro que su precandidatura no se ha anunciado para “protegerse”, sino para “gobernar y recuperar” Brasil.
Del mismo modo, el Partido de los Trabajadores ha querido no solo mostrarle su apoyo, sino dejar claro que no hay otra opción sobre la mesa, tal como ha señalado al llegar a la reunión su presidenta, Gleisi Hoffmann: “Estamos aquí para reafirmar la candidatura de Lula. Él será nuestro candidato”.
“Sin ninguna arrogancia, quiero decirle a ustedes que quiero ser candidato para ganar las elecciones. Nada de bajar la cabeza“
Una decisión coherente, además, con los pronósticos de las encuestas: todos los sondeos electorales dan al exmandatario como favorito de cara a los comicios de octubre, con alrededor del 30 % de la intención de voto. El propio Lula, pese a su prudencia, ha defendido su determinación por presentarse a los comicios: “Sin ninguna arrogancia, quiero decirle a ustedes que quiero ser candidato para ganar las elecciones. Nada de bajar la cabeza”, ha remarcado.
En este sentido, ha vuelto a cargar contra su procesamiento, esgrimiendo que el Partido de los Trabajadores es “víctima de una trama premeditada”, en la que se ha condenado a un “inocente” que no cometió “ningún crimen”. Y, de nuevo, ha deslizado críticas contra los jueces del Tribunal Regional Federal de Porto Alegre que revisaron su sentencia: “El fallo de ayer es una decisión política. Evidentemente, no estoy contento, pero dudo que quienes me han juzgado tengan la conciencia tranquila”, ha deslizado.
Un horizonte ensombrecido
En cualquier caso, el horizonte judicial de Lula aparece ahora ensombrecido, después de que los tres magistrados del tribunal de segunda instancia que este miércoles examinaban su condena por un caso de corrupción ligado a la trama Petrobras decidieran por unanimidad no solo ratificar la sentencia emitida en primera instancia, sino elevar la pena de prisión de los nueve años y medio iniciales hasta los doce años y un mes.
El tribunal ha considerado probado que Lula disfrutó de un apartamento de lujo en la playa de Guarujá como soborno de la constructora OAS, a cambio de resultar favorecida en los contratos de la petrolera estatal, por lo que incurrió en los delitos corrupción pasiva y blanqueo de capitales.
Lula sigue en libertad, pese a que la legislación brasileña prohíbe que un condenado en segunda instancia disfrute de libertad condicional, porque los magistrados le permiten agotar todos los recursos ante instancias superiores antes de ejecutar la sentencia.
Del mismo modo, aún puede recurrir ante el Tribunal Superior Electoral su inhabilitación, a pesar de que sería inelegible como condenado en segunda instancia. “Las próximas dos semanas serán cruciales”, ha estimado el abogado Eugenio Aragao, que ha explicado la estrategia de la defensa antes de la reunión del Partido de los Trabajadores.