Louis Rosenberg, el científico informático que desarrolló el primer sistema de realidad aumentada cuando trabajaba en el Laboratorio de Investigación de la Fuerza Aérea de EE.UU., advierte en un artículo publicado en Big Think de los peligros potenciales que representa el metaverso.
El científico cree que la realidad aumentada se convertirá en esta década en el epicentro de todos los aspectos de la vida y se muestra preocupado por las consecuencias negativas del uso de esa enorme potencialidad por parte de los proveedores de plataformas. Una de sus mayores preocupaciones radica en el eventual uso de las potencialidades de la realidad aumentada para manipular el sentido de la realidad, reforzar las diferencias que ya nos dividen e imbuirnos cada vez más en una burbuja individual que nos aparte de la realidad colectiva.
“La realidad aumentada y el metaverso —explica Rosenberg— son tecnologías de medios que tienen como objetivo presentar contenido de la forma más natural posible, integrando a la perfección imágenes, sonidos e incluso sentimientos simulados, en nuestra percepción del mundo real”. “Nuestro entorno se llenará de personas, lugares, objetos y actividades que, en realidad, no existen y, sin embargo, nos parecerán profundamente auténticos”, pronostica el científico.
Una de las alertas se justifica porque el metaverso, al igual que las demás plataformas, funcionaría a través de filtros que controlarían la información que podemos ver o no, de manera que podría haber globos de texto flotando sobre las cabezas de las personas, a la manera de etiquetas, como “alcohólico” o “inmigrante”, “ateo” o “racista”, “demócrata” o “republicano”, que serían manejadas incluso sin el conocimiento de esas personas. Este tipo de superposiciones virtuales podría utilizarse, según él, para amplificar males ya existentes en la sociedad actual, como la división política, el aislamiento de grupos e incluso para impulsar el odio y la desconfianza.
A la pregunta de por qué serían mayores los peligros del metaverso, que los de las plataformas que conocemos hasta ahora, el experto explica que, si bien las tecnologías de los medios nos han hecho vulnerables, aún tenemos la opción de apagar nuestros teléfonos y de tener experiencias auténticas en un mundo real. En cambio, desconectarse del metaverso no va a ser una opción, pudiendo la realidad desaparecer por completo, ya que los límites con lo ficticio serían imperceptibles. De hecho, el universo digital podría incluso bloquear la realidad, a voluntad de quienes manejen las plataformas.
“La realidad aumentada puede ser una fuerza para el bien, para hacer del mundo un lugar mágico y expandir lo que significa ser humano. Pero para protegernos contra los peligros potenciales, debemos proceder con cuidado y consideración, anticipándonos a los problemas que podrían corromper lo que debería ser una tecnología edificante”, advierte el Rosenberg.