El repunte de la economía mundial tras la fase más aguda de la crisis del coronavirus “se está desvaneciendo”, lo que dibuja “un final incierto” para el 2020, sostiene Bloomberg, que recoge en un nuevo artículo las preocupaciones de expertos ante una nueva ola del virus, ante el inminente fin de las medidas de apoyo de los Gobiernos o ante una escalada de las tensiones entre EE.UU. y China en vísperas de las elecciones presidenciales de noviembre, lo que podría socavar la confianza empresarial.
“Hemos visto un repunte máximo”, declaró a Bloomberg Television Joachim Fels, asesor económico global de Pacific Investment Management Co., que vaticina que a partir de ahora el impulso se irá “desvaneciendo un poco”.
Signos preocupantes
A pesar de los esfuerzos y los avances de los gobiernos —que han inyectado casi 20 billones de dólares de apoyo fiscal y monetario para lograr que la economía vuelva a la normalidad en la medida de lo posible— mantener el impulso en todos los frentes “no será fácil” y es probable que se requiera que las autoridades “aumenten sus esfuerzos de estímulo, en un momento en el que algunos buscan recortarlos”, estima el medio.
Si bien la ayuda gubernamental ayudó a impulsar un repunte inicial en los mercados laborales, el siguiente paso será “el largo y duro trabajo de reestructurar las empresas, reasignar recursos y volver a capacitar a los trabajadores en industrias que ya no son viables”, lo que podría durar algún tiempo, señala el artículo. Por de pronto, este mes algunas de las marcas industriales más conocidas del mundo han advertido que se avecinan recortes de empleo.
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Entretanto, en China, los consumidores siguen siendo reacios a gastar y los mayores bancos del país registraron sus peores caídas de ganancias en más de una década, a medida que se dispararon las deudas incobrables.
En EE.UU., los legisladores continúan regateando más estímulos fiscales, que pueden ser necesarios para sostener la recuperación en la economía más grande del mundo. Aunque agregar 1,4 millones de puestos de trabajo en agosto fue “un gran paso en la dirección correcta”, la economía necesita mantener ese tipo de ritmo, algo que será “difícil de lograr” sin estímulo fiscal, estima Ryan Sweet, jefe de investigación de política monetaria de Moody’s Analytics.
Mientras tanto, en Europa los indicadores de actividad se están desvaneciendo y las fábricas están tratando de reducir los costos a medida que la débil demanda y los recortes de precios reducen los márgenes de ganancias.
Paralelamente, los mercados de valores se muestran vulnerables a la decepción en las cifras económicas en los próximos meses en medio de una moderación gradual del apoyo fiscal de emergencia.
Sin embargo, todos estos factores quedan eclipsados por la continua propagación del virus, con brotes en todo el mundo. Incluso cuando se diseñe una vacuna, hacerla disponible en la escala necesaria a nivel global llevará tiempo, advierte Warwick McKibbin, de la Brookings Institution y la Universidad Nacional de Australia. Sus modelos sugieren que el virus podría costarle a la economía mundial unos 35 billones de dólares hasta el 2025. “Hay que vacunar a una gran parte de la población antes de que los costos económicos comiencen a bajar”, asevera McKibbin.