El gobierno de Bolivia reconoció por primera vez en 17 años que el país se está convirtiendo en un centro de producción de cocaína en lugar de ser solo un lugar de tránsito y cultivo de hojas de coca.
El país sudamericano es, junto a Colombia y Perú, ampliamente reconocido como uno de los mayores productores de coca del mundo, la materia prima de la cocaína. Sin embargo, el Gobierno ha sostenido durante mucho tiempo que la producción de cocaína lista para su consumo era limitada.
En un cambio de tono, el Gobierno dijo esta semana que había destruido un importante número de laboratorios en la región tropical del Chapare, una de las principales áreas de cultivo de hoja de coca y un bastión político del ex presidente izquierdista Evo Morales.
“De los 37 mega laboratorios que hemos destruido el 2023 (hasta agosto), 27 se encuentran en el municipio de Villa Tunari, provincia Chapare, esa es la zona donde se está cristalizando el clorhidrato de cocaína”, dijo el ministro de Gobierno (Interior), Eduardo Del Castillo, a periodistas en referencia a la forma salina o en polvo de la droga.
“Intentan convertir nuestro país ya no en un país de tránsito de drogas, sino en un país productor de droga”, agregó al presentar un mapa de tráfico de drogas con redadas a 1.804 fábricas de drogas desde 2020, con la “vasta mayoría” en el Chapare.
Imagen de archivo de un operativo contra el narcotráfico donde se lograron incautar unos 400 kilos de cocaína en Bolivia (AFP)
El reconocimiento subraya la creciente presión para que el Gobierno tome acciones sobre el comercio de drogas en el país, después de ser criticado por no abordar el tema. También refleja tensiones entre el presidente socialista Luis Arce y el partido gobernante MAS de Morales, un ex líder sindical cocalero del Chapare.
“En estos 17 años los gobiernos del MAS han insistido que en Bolivia había el fenómeno únicamente de tránsito de coca peruana hacia otros lados (…), pero a la par Bolivia ha logrado transitar de la pasta básica al clorhidrato”, dijo el economista boliviano experto en temas de narcotráfico Carlos Toranzo a Reuters.
Detrás del cambio en la retórica, agregó, hay crecientes tensiones en el partido MAS sobre quién ejercerá su liderazgo para las elecciones que se celebrarán en dos años: Arce o Morales.
“¿Qué está en medio? La candidatura (presidencial) para 2025, cada uno quiere sacar del juego al otro”, dijo Toranzo. “En Bolivia vivimos una disputa entre dos facciones del MAS, una que señala a los otros (diciendo) que son protectores del narcotráfico”, concluyó.
Evo Morales y Luis Arce (REUTERS/Patricia Pinto/Archivo)